El próximo domingo 23 de junio se llevará a cabo la esperada final de la cuarta temporada de MasterChef Chile, donde tres aspirantes buscarán quedarse con el primer lugar: Bárbara, Camila y Giovanni.

Giovanni Cárdenas ha sorprendido a todos. El cocinero de 29 años llegó con el cartel de ser un vendedor de pizzas, pero poco se sabe de su vida. Él no la ha tenido fácil, así al menos lo dejó en evidencia en conversación con BioBioChile.

Un ambiente familiar difícil, problemas de adicción a las drogas, alcoholismo y falta de oportunidades, ha sido lo que ha marcado la vida del aspirante del estelar de cocina de Canal 13: “Yo vengo de una historia súper difícil. Yo nací en la comuna de La Pintana, en la población Santo Tomás, una de las más complicadas en Santiago. Vengo de carencias muy complicadas, como tener los papás separados, es por eso que me fui de la casa a los 12 años. Me puse rebelde”.

Según contó el vendedor, nunca tuvo una figura paterna en su vida, y eso lo ve como una de las principales razones que lo llevaron a tomar las decisiones equivocadas. A los 15 conoció a su actual esposa, y ella de inmediato quedó embarazada. Lejos de asumir el rol de papá, dedicó su vida a las fiestas y las drogas.

“En las poblaciones de bajos recursos el carrete y las drogas es algo que se ve todos los días. Yo llegaba a carretear desde el viernes hasta el próximo jueves. Pero bueno, mi reflexión es que yo nunca tuve una ayuda para salir de esto, por eso traspasé todo a mi familia”, lanzó el cocinero, que asegura que en un momento de su joven vida, ‘tocó fondo’.

Giovanni reconoce que consumió todo tipo de drogas, pasta base, cocaína, marihuana e incluso LSD: “Una vez me pillaron ahorcado en mi casa, antes había consumido drogas. Esa vez me llevaron a un centro asistencial. Fue el resultado de bastante sufrimiento, sobre todo cuando era chico”.


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“Yo cumplí 22 años y toqué fondo metido en el tema de las drogas. Yo probé todo tipo de drogas en niñez y adolescencia. En ese tiempo ya había perdido a mi familia y había entrado en un proceso de depresión muy profundo”, detalló el cocinero.

Tras este crítico episodio, Giovanni se rehabilitó, se acercó a iglesia y cambió la delincuencia por un estilo de vida donde lo más importante era su familia. Vendió zapatillas, quesos, todo lejos de las drogas.

“Fue algo tan fuerte que puedo decir que de los 12 años me drogaba y ningún centro de rehabilitación me había servido. La verdad es que lo que yo necesitaba era que alguien me amara. Entendí que ser hombre es saber llevar una familia bien”, lanzó el cocinero, que reconoce que de un día para otro tomó la decisión de terminar con su adicción y empezar con un emprendimiento gastronómico.

Así fue como un día, Giovanni tuvo un sueño en donde vendía pizzas y quiso concretar (literalmente) ese sueño. Aprovechando su cercanía a la iglesia, fue a la iglesia cristiana llamada Manantiales en San Bernardo, donde pudo conversar con varios argentinos que lo asesoraron en la búsqueda de una masa perfecta para pizzas.

De esta manera, el aspirante pudo montar su emprendimiento y de paso, comenzó a ganar la motivación necesaria para postular al programa de Canal 13, al cual llegó a la final.

Se puede salir de esto, todo es cosa de saber tomar las oportunidades que puedan existir”, cerró el cocinero, que espera quedarse con el primer lugar de MasterChef.


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