Fue exactamente hace una semana que se confirmó el fallecimiento de uno de los participantes del Ironman de Pucón: Renato Bastías.

El atleta falleció debido a un infarto, mientras cruzaba la etapa de natación. Si bien fue sacado del agua, fue imposible salvarle la vida.

Este hecho enlutó la competencia del lago Villarrica, y hoy la familia, aún afectada por la partida de Renato, reconstruye su historia.

Estefanía Bastías, hermana del triatleta, le confesó al diario La Tercera que para el deportista era un Ironman muy especial. Si bien era la quinta vez que participaba, era la primera que lo hacía como papá.

“Era su primera hija, que tiene cinco meses. Esa era su prioridad junto a su polola, con la que se iba a casar en mayo. Esta prueba era para ellas. Había empezado una nueva etapa en donde pese a no dejar de lado el deporte, sus preocupaciones ya eran otras”, recordó.

Una vida ligada al deporte

Renato practicó Rugby mientras estuvo en el Saint John’s School de Concepción, pero en 2012 tras participar en la Maratón de Santiago, fue que encontró su verdadera pasión.

En 2015 se preparó para su primera Ironman en Estados Unidos: “Ahí cambió su vida. Del carrete, los asados y las fiestas, pasó a la disciplina, a los entrenamientos, a una nueva dieta y a acostarse temprano y madrugar. Se entregó por completo. Eso era algo que lo caracterizaba. Lo que hacía, lo hacía bien”.

De ahí en adelante participó de varias competencias, pero la prueba de este 2021 era especial. Estaba con su hija de cinco meses y pronto se casaría.

Por lo mismo, Estefanía relató que si bien disfrutó por un corto tiempo a su pequeña, fueron semanas que aprovechó al máximo.

En este sentido, la hermana de Renato reveló que justo estos últimos días junto a él pudieron compartir en familia: “Tenemos una profunda gratitud de haber podido estar con él estos últimos días. De haber podido estar junto a su hija y pareja. De haber podido compartir con mi otro hermano que también tiene casa aquí”.

El último recuerdo de Estefanía fue justamente la mañana del domingo 09 de enero, que fue cuando pudo ver al triatleta preparase para ir a la competencia.

Le deseó suerte e incluso le sacó una foto: “Lo último que podía imaginar es que iba a entrar al agua a nadar un ratito y algo así le iba a pasar. Era impensado, pero el cuerpo y la vida también son así”.

Después de aquella postal, se dieron un abrazo, Renato fue despedirse de su madre y salió al Ironman. Con 38 años, no pudo volver a ver a su familia, pero logró competir y estar en el lugar que más lo apasionaba.