En julio pasado se conocieron los casos de Emilia Pastrián y Sofía Sáez, jugadoras de Palestino y Unión Española, respectivamente, quienes fueron víctimas de acoso por el kinesiólogo Ignacio Montano, algo que sacudió al mundo del fútbol femenino.

Y ahora, una investigación de Ciper dejó en evidencia otro caso que afectó a una exfutbolista sub 17 del club hispano, quien durante el año pasado vivió una verdadera pesadilla producto de los hostigamientos de parte de Branko Zitkovich, coordinador de Fútbol Formativo de la institución.

La joven relató al citado medio que todo comenzó con preguntas personales respecto a su familia y estudios, producto de una ausencia que tuvo a una actividad. Ella pensó que era algo de rutina, pero poco a poco se dio cuenta que las consultas se hacían cada vez más íntimas, e incluso de madrugada.

“Me dio la sensación que él buscaba algo más. Me asusté mucho”, recuerda la joven, que seguía respondiéndole por temor a perder su puesto en el equipo. “¿Te gustaría escaparte conmigo?”, le habría escrito el Zitkovich en otro mensaje de WhatsApp, reconociéndole que le gustaban las mujeres menores.

“Me dio terror. Cambió totalmente el tono”, dijo la adolescente rememorando que tras un entrenamiento, el hombre se le acercó y le preguntó si quería hacer “cosas locas” con él. Ella quedó paralizada y se puso a llorar.

Desahogo y amenazas

Sobrepasada con la situación, la joven le contó a una de sus compañeras de equipo el calvario que estaba viviendo, quien le aconsejó que se lo dijera a alguien del cuerpo técnico. De acuerdo a la protagonista y a la familia, al club le interesaba mantener que el tema no se hiciera público.

Finalmente ZItkovich fue desvinculado del club, aunque recibió la ayuda de la paramédico Liliana Díaz, para que el conflicto no trascendiera a mayores. La profesional le habría dicho a la joven que borrara las conversaciones con el coordinador y que bloqueara a ZItkovich. “Confié y le hice caso”, dijo ella a Ciper, mientras que Liliana niega haberle hecho esa petición.

Lo cierto es que tras esto, empezaron las amenazas del acosador hacia la joven futbolista. “No seas sapa. Sé todo de ti, dónde estudias y dónde vives. Te voy a ir a buscar por lo que me estás haciendo”, le escribía, esta vez por mensaje de texto, algo que le desarrolló un severo cuadro de depresión.

“Lo que sufrí fue muy fuerte para mí. No quería vivir más. Me quise suicidar dos veces”, dijo la jugadora, algo que su madre ratificó con un potente testimonio, una vez que la escuchó llorar en su pieza.

Decidí entrar y la encontré con los brazos cortados, llenos de sangre. Ese fue uno de los mayores daños, abandonó totalmente su interés por lo que más quería”, dijo Marilyn Pizarro, quien añadió que si bien su hija volvió a jugar, no quiere volver a hacerlo profesionalmente.