La entrevista del príncipe Harry y Meghan Markle a Oprah Winfrey trajo varias consecuencias, las que después de semanas los medios británicos continúan analizando.

Además del racismo, el acoso de la prensa y conflictos personales, otro punto que llamó bastante la atención del especial de TV fueron las declaraciones del duque de Sussex sobre su padre y hermano, y el hecho de que ambos están “atrapados” dentro de la Familia Real.

“Yo mismo estaba atrapado. No vi una salida. Estaba atrapado pero no sabía que estaba atrapado”, partió diciendo Harry.

Ante esto Winfrey le pidió que explicara más aquello y él respondió que se sentía prisionero del “sistema” y que William y Carlos no tenían escapatoria, en comparación a él.

“Mi padre y mi hermano están atrapados, pero ellos no pueden irse. Y les tengo una gran compasión por eso”, concluyó el príncipe.

Pero ¿Harry tiene razón? ¿Cómo dos personas tan poderosas como Carlos y William pueden estar “atrapados”? ¿Por qué el príncipe se sentía así previo a su renuncia?

Robert Hazell, un experto constitucional del University College de Londres, respondió estas interrogantes en conversación con Vanity Fair, y asegura que Harry tenía toda la razón sobre lo que él denominó “la jaula dorada” en la que viven los royals.

“Harry tenía razón cuando describió a los otros miembros de la Familia Real como atrapados. Están atrapados en un sistema que les permite muy, muy poca libertad”, partió diciendo Hazell.

El experto en derecho británico señaló que “en esencia” el problema es que “todas las monarquías dependen de la sucesión hereditaria”, y que el príncipe Harry es un buen ejemplo de cómo funciona el sistema.

Hazell recordó que cuando el duque de Sussex nació, estaba mucho más cerca en la línea de sucesión, pero al mismo tiempo era considerado el “repuesto” si algo llegaba a ocurrirle a William, el primogénito del heredero.

“A medida que el heredero crecía, se casaba y tenía sus propios hijos, el lugar de Harry descendía en la línea de sucesión y ya no era necesario. Entonces se volvió redundante, y ese es un problema familiar para los miembros de la realeza menor en todos los demás países”, explicó.

“Es un problema genuino porque ellos, cuando eran más jóvenes, tuvieron que entrenarse potencialmente para convertirse en monarcas, por lo que no están cualificados para hacer cualquier otra cosa en lo que tú o yo podríamos llamar la vida normal”, agregó.

Libertades

El también coeditor de El papel de la monarquía en la democracia moderna se refirió a la escasez de libertades que tienen los miembros de la Familia Real, pese a tener una vida llena de lujos.

En esta línea, el académico puso de ejemplo a Meghan Markle, quien previo a su vida en la monarquía “era una actriz de éxito que tenía su propia carrera, tenía su propia voz y, como dijo en la entrevista de Winfrey, se unió a este matrimonio posiblemente de manera bastante ingenua, pensando que podría mantener una voz independiente”.

“Las libertades que tú y yo damos por sentadas, la realeza no las tiene. No tienen libertad de expresión, casi no tiene privacidad ni libre elección de carrera. Hay otras restricciones menores: la Familia Real británica y la realeza escandinava no tienen libertad de religión. Tienen que ser protestantes”, comentó.

Robert añadió que los que nacen en la Familia Real “crecen en una jaula dorada” y “no conocen una vida diferente” hasta que son mayores y logran comprender los motivos que los mantienen en dicha jaula.

“La reina Isabel II es una mujer muy inteligente y, como dicen todos los que la conocen en privado, una persona muy ingeniosa. Pero en público, en sus discursos con guion, nunca ha dicho nada interesante o divertido porque, en realidad, no tiene libertad de expresión”, recalcó.

El experto recordó que el príncipe Carlos ha sufrido de mala prensa durante la mayor parte de su vida, pero que no ha podido rechazar categóricamente el acoso mediático porque “siente que es necesario vivir con ello” y que “va con el trabajo”.

Pero es precisamente esto lo que Harry se negó a aceptar y que lo llevó a él y a Meghan Markle a dar un paso al costado, para así vivir una vida más tranquila junto a su hijo Archie y la bebé que viene en camino.

Por último, sobre si el conflicto entre los Sussex y la Familia Real es una amenaza existencial para la institución, Hazell asegura que no lo es y que esta crisis se asemeja bastante con lo ocurrido con la princesa Diana en la década del 90. “La mayoría de las familias tienen a alguien que se divorció, o alguien que no habla con su hermano o su madre o lo que sea, y es parte de la vida familiar”, sentenció.