Hace varias décadas que la familia real tiene como costumbre navideña regalar presentes en tono de broma. Y todos por igual, incluida la reina Isabel II.

Así es como Kate Middleton le regaló un “kit de tu propia novia” al príncipe Harry cuando estaba soltero, o la princesa Ana le ha obsequió a su hermano, Carlos, un asiento de inodoro de cuero.

No obstante, cuando la princesa Diana entró a la familia real británica no tenía idea de esta tradición y como ahora sabemos, el príncipe Carlos no era precisamente el más comunicativo con ella, por lo que al parecer no le comentó nada al respecto.

Es por eso que cuando llegó el día de vivir su primera Navidad como miembro de esa familia en 1981, Lady Di compró un finísimo sweater de cachemira para la princesa Ana; y ella, en tanto, recibió un porta papel higiénico.

Afortunadamente, al año siguiente aprendió la lección y cuando le tocó regalar a Sarah Ferguson, le obsequió una alfombrilla de baño con animal print de leopardo.

Pero como la vida de Diana siempre tenía que tener algo de agraz, cuando de Carlos se trataba, en la Navidad de 1985 la princesa vivió una triste desilusión. Y es que ella se la jugó por una de sus pasiones de pequeña, el ballet, y con ayuda del bailarín profesional Wayne Sleep, armaron un espectáculo para dejar con la boca abierta al príncipe.

Fue así como una joven Diana interpretó una pieza de baile de tres minutos inspirada en el ballet de Uptown Girl de Billy Joel, en el Royal Opera House de Covent Garden.

Lamentablemente, el experto en temas de realeza y amigo personal de Diana, Richard Kay, aseguró en el documental biográfico Diana: The Woman Inside, que a Carlos no le impresionó en lo absoluto, y ella terminó a las lágrimas.

“Fue un regalo un poco contraproducente. Ella lo hizo como homenaje a Carlos, pero él no estaba muy impresionado. De hecho, pensó que ella era la que se estaba luciendo. El punto es que fue increíblemente valiente para ella subir al escenario en el hogar del ballet inglés en Covent Garden y hacer una rutina con el gran Wayne Sleep, pero él no lo vio así“, comentó Kay.

Desde entonces, Lady Di solo se limitó a seguir la tradición familiar tanto con sus parientes políticos como con sus propios hijos, los príncipes William y Harry.