Isabel II lleva 67 años en el trono británico y, como es de esperarse, el tiempo ha hecho que la monarca tenga sus “mañas” a la hora de asistir a actividades oficiales.

En este contexto, una situación que le disgusta de sobremanera a la monarca —y que a veces no puede evitar por protocolo— es el exceso de guardias de seguridad.

La escritora especializada en la realeza, Ingrid Seward, reveló esta información en su libro de 1991 titulado Sarah: HRH The Duchess of York, según consignó el portal inglés Express.

En el texto, Seward relató un altercado que se vivió en una fiesta previa al casamiento del príncipe Andrew y Sarah Ferguson, la cual estaba organizada por el padre de la novia, Ronald Ferguson.

Una de las invitadas al evento fue la Primera Dama de Estados Unidos de ese entonces, Nancy Reagan, quien pretendía llegar a la celebración con 12 guardias. Sin embargo, la Reina también estaba por llegar desde el Castillo de Windsor, acompañada de un solo funcionario de seguridad.

Ante este escenario, Ronald Ferguson previó que la petición de la autoridad estadounidense iba a traerle problemas con la monarca y le negó el acceso a los guardias.

“Esta es una fiesta privada y una invitación personal de Su Alteza Real, el príncipe Andrew. No se extiende a 12 guardaespaldas”, le indicó el padre de Sarah al encargado del Servicio Secreto. Ante esto, le comunicó que Nancy Reagan no iba poder asistir, a lo él le respondió: “En ese caso, ella no necesita venir”.

Finalmente, según señala el libro, ambas partes llegaron a un acuerdo y la entonces Primera Dama solo llegó al evento con dos guardias.