Fue en abril de este año cuando el príncipe Harry y Meghan Markle se mudaron desde el Palacio de Kensington a una bella residencia en Windsor, llamada Frogmore Cottage.

Allí la pareja ha contado con bastante privacidad, sobre todo luego del nacimiento de su primer hijo, Archie. No obstante, esta mudanza no ha estado exenta de polémicas.

Una de las más recientes tiene que ver con unas supuestas exigencias que habrían impuesto los duques de Sussex a sus vecinos del sector, situación que no los tenía para nada contentos, según consignó el medio inglés The Sun.

Algunas de las estrictas normas eran “no se acerque ni instigue conversación con los duques”, “diga ‘buenos días’ o alguna otra cortesía si le hablan”, “no pedir ver a su hijo Archie”; y “no se acerque, ni acaricie a sus perros, incluso si se acercan a ti”.

De acuerdo al testimonio que entregó un vecino al portal, todos los locales estaban extrañados por estas exigencias, pues indicó que todos quienes viven en el Reino Unido saben cómo comportarse respetuosamente con los integrantes de la realeza.

Por último, debido al gran revuelo que ha causado la situación, desde el Palacio de Buckingham desmintieron que Meghan y Harry hayan exigido estas reglas, indicando que fue un “funcionario demasiado protector” quien lo realizó sin su conocimiento.