La princesa Diana de Gales era dueña de una personalidad que encantaba a cualquiera. Así al menos lo han dicho por años las personas que se cruzaron en su camino desde su salto a la fama al convertirse en esposa del príncipe Carlos hasta su lamentable muerte en 1997.

En este periodo, una de las amistades más fuertes que hizo Diana fue con Sarah Ferguson, quien estaba comprometida con el príncipe Andrew, hermano del príncipe Carlos.

La prensa de la época tenía siempre los ojos bien puestos sobre ambas, ya que juntas eran “dinamita”. Las dos lo pasaban muy bien y Sarah se transformó en una gran confidente para Lady Di en los 80′, y también en su compañera de travesuras.

Y una de ella es, lejos, la más memorable. Resulta que para la despedida de soltera de Sarah, las dos quisieron jugarle una broma a los funcionarios del palacio de Buckingham e incluso al propio príncipe Andrew.

Siempre había problemas cuando las dos mujeres se juntaban“, señaló al medio británico Daily Mail la experta en temas de la realeza, Sarah Bradford.

En la noche de despedida de soltera de Fergie, ella y Diana llevaban pelucas grises, estaban vestidas como mujeres policía y fingían arrestar a una” prostituta a las afueras del Palacio de Buckingham“.

No obstante, la broma no salió como esperaban y rápidamente un par de oficiales de la guardia real, las detuvieron y las subieron a una camioneta policial, hasta que uno de los hombres reconoció a la princesa Diana.

Obviamente las liberaron y luego de eso fueron a pasarlo bien al club nocturno más adinerado de Londres, Annabel. Y a su regreso, la dupla explosiva ideó otra travesura pero que pudo haber terminado bastante mal.

Esta vez las mujeres “lograron engañar a los policías en las puertas del palacio de Buckingham y cerraron el portón en la cara del príncipe Andrew, cuando su auto se acercó, para hacerle creer que estaba en medio de una emboscada, y así lo confirmó Bradford. “Temiendo una emboscada, gritó ‘retrocedan’. Fue entonces cuando Fergie se preguntó si había ido demasiado lejos“, dijo.

Afortunadamente la broma quedó ahí y en julio de 1986 el príncipe de York y Ferguson contrajeron matrimonio. La pareja tuvo dos hijas, las princesas Beatrice y Eugenie, y una década más tarde, en 1996, se divorciaron.

Eso sí, en el último tiempo la pareja ha sembrado rumores de una posible reconciliación pues han compartido bastante tiempo juntos, aunque ellos han reiterado en varias ocasiones que son solo “buenos amigos”.