Transcurría el último día del año 1989, y en la localidad argentina de Tres Arroyos, la pequeña Nair Mostafá (9) salía de su casa en dirección a la piscina del club Huracán, a eso de las 15 horas.

Era frecuente que la menor caminara 10 cuadras desde su hogar y pasara la tarde en el agua, compartiendo con sus amigos y preparándose para una competencia de natación. Sin embargo, aquel día Nair no llegó al club.

Cuatro horas después, su madre, Liliana Fuentes, la fue a buscar a la piscina, y al no encontrarla, se dirigió a las casas de las amigas de la niña, pero ninguna la había visto.

Ante la desesperación, Fuentes se dirigió a la primera Comisaría de la localidad bonaerense para denunciar la desaparición de su hija. Sin embargo, recibió una insólita respuesta.

“Ahora no podemos buscarla, señora, porque estamos festejando el Año Nuevo (…) El comisario no está y el subcomisario (Norberto Sosa) no la puede atender”, se justificaron los policías, argumentando que estaban en vísperas de una celebración, tal y como consigna el sitio trasandino Todo Noticias.

Por sus propios medios y con la ayuda de vecinos, la madre de Nair organizó una búsqueda. Realizaron el mismo recorrido que creían que había hecho la niña aquella tarde. Finalmente y pasada la medianoche, encontraron su cuerpo en las vías del ferrocarril de Roca, en un lugar lleno de vegetación.

Nair estaba boca arriba con la ropa rasgada y presentaba moretones, e incluso mordiscos en su cuerpo. Su muerte fue catalogada como asfixia obstructiva por objeto opresivo, ya que fue estrangulada con el cordón de su mochila, precisamente la que la niña le había pedido a Papá Noel la Navidad pasada.

Captura Youtube
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Los sospechosos

Durante los primeros 12 días de la investigación, hubo 12 detenidos, pero no fue hasta el 4 de agosto de 1990, cuando el barrendero municipal Carmelo Piacquadío (36), confesó el crimen. “Yo no la maté ni la violé ni le hice daño. Pero parece que le dio un ataque y murió en mis brazos”, relató a la Justicia, el hombre que tenía deficiencias mentales, tal y como consigna el medio El Clarín.

El juez lo procesó el 28 de agosto de ese año, pero la familia de Nair afirmó que Piacquadío era inocente, y que las autoridades querían liberarse del caso con este imputado.

Ocho años después del crimen, Fernando Ignacio Bayúgar Aizpurúa (25) también confesó el crimen. “Es porque tengo mucho remordimiento y quiero tener el alma en paz”, señaló el sujeto que sufría de esquizofrenia paranoide. Al ser inimputable por este diagnóstico, fue liberado tras un mes en prisión.

Captura Youtube
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Pero, ¿quién mató a Nair?

El abogado de la familia de Mostafá, Miguel Ángel Asad, expuso su teoría sobre el presunto culpable de la muerte de la niña de 9 años. “Por supuesto que sabemos quién mató a Nair. Fue Alberto Meglia, correo de la droga, reconocido en el propio Hospital Pirovano de Tres Arroyos tratando de averiguar si la niña estaba viva y si podía hablar. Ese es el verdadero autor”, reveló el representante en entrevista con el medio argentino La Nueva.

“A Nair la tuvieron retenida para negociar un cargamento de droga porque (Jacobo) Pastuchik, quien fuera padrastro de la niña y separado de la madre, tenía una diferencia con una banda (de narcotráfico) de Tres Arroyos. El jefe de esa banda, para cobrar el dinero que le debían, contrató a Meglia, quien fue a cumplir una misión (…) pero como esa negociación no llegó a buen fin, es que matan a la nena inoculándole droga”, explicó el abogado sobre el sospechoso que fue liberado por falta de pruebas.

En mayo de 2005 el caso fue archivado por prescripción, sin ningún culpable. A 30 años de su muerte, la cruda historia de Nair sigue siendo uno de los casos más desgarradores de Argentina.