Si la iglesia chilena había sufrido con las denuncias en contra de sacerdotes, ahora una nueva polémica azota al Arzobispado de Santiago. Esto porque el pasado 27 de febrero de 2019, se interpuso una demanda por indemnización de perjuicios debido a un episodio de violación y abuso sexual contra menores.

Un reportaje de BioBioChile, dio cuenta que el sacerdote Tito Rivera Muñoz habría cometido el delito en una las habitaciones de la catedral. Esta denuncia da cuenta que ‘Z’, habría sido drogado y violado por el sacerdote en 2015, cuando tenía 40 años, cuando él fue a pedirle ayuda para conseguir fondos para comprar los remedios de su hija.

Además, gracias a la ‘investigación previa’ del presbítero Francisco Walker Vicuña, que terminó en julio de 2015, se estimó que el relato no era inverosímil y que de hecho, no era el único. Esto debido a que Rivera también hecho lo mismo con un seminarista y con un menor de edad de 16 años. Y no tan sólo eso, ya que otra víctima reveló fotografías y videos del sacerdote manteniendo relaciones sexuales en las habitaciones de la Catedral.

Tiempo después Rivera confesó que mantenía relaciones homosexuales, por lo que se le acusó de tener un comportamiento “gravemente inmoral y prácticamente fuera de control”. Debido a esto, Ricardo Ezzatti promovió un castigo en contra Rivera, que consistía en 14 años de suspensión de Ministerio Sacerdotal. Sin embargo, en 2017 se le autorizó a realizar matrimonios.

Fue en medio de todas estas denuncias que ‘Z’ tomo la decisión de denunciar lo que le ocurrió con el sacerdote, dando detalles de que Ezzatti estaba al tanto de esto, lo que agregaría más información respecto a la acusación de que el cardenal ha sido un encubridor de los abusos sexuales en la iglesia chilena.

Incluso, la víctima recuerda que cuando le relató todo al arzobispo, este sólo lo abrazó, le pidió que rezaran por Rivera y además, le entregó 30 mil pesos en efectivo.

Hoy existe una carpeta que no tan sólo incluye el desgarrador relato de ‘Z’ de los ataques sexuales que sufrió, además se incluyen varios testimonios. Como el Deán de la Catedral y monseñor Juan de la Cruz Suárez, quien le confesó a Francisco Walker “haber tenido conocimiento de que (Tito Rivera) usaba el dormitorio del segundo piso para ingresar jóvenes, ante lo cual le aconsejó cuidarse y que él mismo le facilitaba las llaves (…) Agrega que Tito Rivera siempre andaba con acólitos personales, jóvenes de clase media baja y que los padres de uno de ellos lo acusaron por Facebook de haber abusado de su hijo. Dice que en esa época el arzobispo (Ezzati) dio órdenes de no darle más trabajo a Tito Rivera en la Catedral”, mencionaba el texto.