Muchos de los que conocieron a Dee Dee Blanchard y a su hija Gypsy, pudieron notar que ambas era prácticamente inseparables. Por lo mismo, gran impacto causó la noticia de que la joven había asesinado a su madre, en lo que fue un terrorífico caso.

En la década del 90, Gypsy nació sin ningún tipo de problemas de salud, completamente sana. En este sentido, llamó la atención que la mujer llevara en reiteradas ocasiones a la pequeña al hospital, acusando que tenía apnea de sueño.

“Hasta el día de hoy no sé si eso era real o no. Las cosas escalaron desde ahí. Dee Dee comenzó a decir que la niña tenía problemas con su ojos, su audición, su sistema digestivo”, comentó su exmarido, Rod Blanchard, el padre de la menor, en el documental Mommy Dead and Dearest.

Pese a que los exámenes demostraban que la niña estaba sana, Dee Dee reiteraba que algo tenía. Fue así como se generó una rutina en la que si la pequeña sufría una herida, la madre exageraba todo al punto de llevarla a urgencia por cualquier motivo y con mayor frecuencia.

Todo llegó al punto de que como esta mujer decía que su hija estaba en enferma, todos pensaban que sufría asma, epilepsia, leucemia, problemas al corazón y los pulmones, distrofia muscular, entre otros males. Pese a que todo era falso, cuando Blanchard la llevaba a controles médicos, le inducía los síntomas gracias a potentes medicamentos.

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Así fue como Gypsy pasó su infancia en hospitales y sufriendo intervenciones médicas por enfermedades que no tenía. Incluso, se le puso una sonda gástrica, siendo que no la necesitaba. Además, la obligaba a decir y actuar como una niña mucho menor a su edad, para que así todos pensaran que tenía un déficit intelectual.

Ahora bien, ¿por qué hizo todo esto? Dee Dee sufría de Síndrome de Münchhausen por poder (MSBP), una enfermedad mental en la que la persona hace creer a un niño o un paciente que está enfermo, inventando y hasta provocando síntomas. Según lo consignado por BioBioChile, esto lo hacen como una manera de sentirse que tienen la atención de todos.

Claro que todo superó el límite cuando la familia comenzó a recibir ayuda para costear todos los tratamientos: casa subvencionadas por el gobierno, pensiones y dinero del padre. Como Gypsy era un encanto, se ganó el amor de todos, pero todo cambió con los años.

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El 04 de junio de 2015, ya convertida en una adulta con 23 años, y con la ayuda de un novio que había conocido por internet, Gypsy logró terminar con el infierno que le tocó vivir, pero de la peor forma. La joven dejó que Nicholas Godejohn, acuchillara a su madre en varias ocasiones, para que le provocara la muerte.

Luego de mantener relaciones sexuales, ambos huyeron con el dinero de Dee Dee, para esconderse en un motel de Wisconsin. No fue hasta que la muchacha escribió en el Facebook de su madre “La perra está muerta”, que la policía se enteró de todo.

Tras varias hipótesis, se logró dar con el paradero de Gypsy y de su novio, por lo que ambos fueron detenidos. Al darse cuenta que ella nunca estuvo enferma, se dio a conocer todo lo que había sufrido durante su infancia.

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Finalmente, se logró determinar que ambos fueron responsables de la muerte de esta mujer, pese a que negaron todo. Mientras que a Nicholas le dieron cadena perpetua, a Gypsy la condenaron a 10 años por homicidio en segundo grado, sin embargo, no se arrepiente de lo que hizo: “Siento que estoy más libre en la cárcel que viviendo con mi madre. Porque ahora, se me permite simplemente vivir como una mujer normal”, aseguró desde la cárcel en 2018.