Gran consternación ha provocado en Reino Unido el lamentable deceso de Ursula Keogh, niña de 11 años que se suicidó lanzándose de un puente. Su caso ha creado conciencia en los padres, sobre la regulación del uso de los dispositivos móviles en sus hijos.

En una declaración de la investigación en el Tribunal Forense de Bradford, el padre de la menor, señaló que en el último tiempo su hija había presentado una “adicción” a su teléfono. Incluso, habría buscado en redes sociales la manera de quitarse la vida.

“No estoy seguro de lo que había cambiado. Me informaron que Ursula había estado accediendo a páginas de suicidio en Instagram”, señaló su madre Nicky Harlow al sitio bitránico The Sun.

Días antes de su muerte, la menor había paseado junto a su familia por los alrededores del lugar donde se quitó la vida. Según recordó su madre, Ursula había quedado encantada con el sitio donde se encontraba el puente, por la vista que tenía.

Los padres de la niña habían notado varios cambios en su personalidad. “Sus hormonas estaban por todas partes. Pasaba cada vez más tiempo en su dormitorio (…) Sentía que sus amigos estaban en una burbuja de la infancia y ella no lo estaba (…) Ursula parecía mayor, muy profunda y sensible“, señaló su progenitora.

Sin embargo, a pesar de recurrir a un especialista para que la ayudara con sus cambios de ánimo, la niña no logró salir adelanta. El peor momento para su familia llegó cuando Ursula le envió un último mensaje de texto a su madre en donde se despedía de ella.

“Te amo, pero lo siento mucho”, decía el texto, sin especificar en qué lugar se encontraba. Al leerlo, la mujer dio aviso a la policía y tres horas después encontraron el cuerpo de la menor bajo el agua, específicamente a un costado del puente del cual se lanzó.