Padres, amigos, emisarios de Nantes y Burdeos y vecinos de Progreso, el pueblo que vio crecer a Emiliano Sala, le dieron el sábado el último adiós al futbolista argentino, fallecido cuando se preparaba para cumplir su sueño de jugar en la Premier League.

Escenas de dolor se vivieron en el gimnasio del club de San Martín de Progreso, su primer club, donde jugó durante 10 años. Allí se improvisó una capilla ardiente, a 500 km al norte de Buenos Aires, en un día soleado en plena llanura de la pampa húmeda, entre cultivos de soja y vacas lecheras.

El ataúd estuvo cubierto de flores y una bandera roja y negra, los colores de San Martín. Detrás del féretro, fue colocado un gran póster del jugador con la camiseta del FC Nantes, con la leyenda “Tu herencia será eterna”.

“Estoy destruido. No es un futbolista al que vengo a rendir homenaje, sino a un hombre extraordinario, un guerrero”, dijo Marcelo Vada, su entrenador en Argentina y ahora DT del U17 en Burdeos. Tenía los ojos rojos de lágrimas.

Al terminar el velatorio, el féretro fue llevado a una camioneta fúnebre con destino a la cremación. El cortejo atravesó un cordón de jugadores juveniles de San Martín, mientras decenas de personas lo despedían entre sollozos, aunque con un sonoro aplauso.

Quien también lo despidió fue su incondicional perra, Nala, cuya imagen esperándolo fuera del salón se hizo viral. Su mascota estuvo horas fuera del recinto hasta que los restos de Sala fueron llevados al crematorio.

Recordemos que Nala se hizo conocida cuando la hermana del futbolista, Romina, compartió -el pasado 2 de febrero- una imagen de la perrita mirando hacia el horizonte y con el mensaje “Nala también te espera… ❤”.

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