Estaba todo listo para que fuera una bella jornada de fútbol, sin embargo, todo se empañó luego de que unos aficionados atacaran el bus de Boca Juniors lanzando objetos contundentes que rompieron varios vidrios del vehículo. Pero eso no fue lo único, ya que los jugadores también se vieron afectados con los gases lacrimógenos que lanzó la policía para disuadir a sus atacantes.

Luego de esto, varios jugadores debieron ir a constatar lesiones, entre ellos el mediocampista Pablo Pérez, el que tiene una úlcera en la córnea izquierda producto del impacto de objetos extraños tras el hostil recibimiento que tuvieron en el Estadio Monumental, según informa TyC Sports.

A pesar de ello, y tras varias idas y venidas, la Conmebol tomó la resolución de aplazar la final para las 19.15 horas, explicando a través de un comunicado que la mayoría serían lesiones superficiales y que no pudieron constatar las heridas de los dos más afectados.

“Los jugadores del club Boca Juniors sufrieron lesiones de piel superficiales en el miembro superior, miembro inferior, facial y tronco”, menciona el escrito según detalla BioBioChile.

La determinación indignó al plantel xeneize, ya que muchos de sus jugadores no están en condiciones físicas ni psicológicas para poder entrar a la cancha.

Uno de los que habló con la prensa trasandina fue Carlos Tévez, el que declaró que las autoridades tomaron esta decisión sin pensar en los verdaderos afectados: “Nos están obligando a jugar y no estamos en condiciones”, declaró a Fox Sports.

Consultado sobre si han recibido apoyo de sus rivales, el futbolista de Boca dejó en evidencia la mala actitud de sus colegas: “No vino ningún jugador de River a ver cómo estábamos”, manifestó.

En redes sociales, los hinchas mostraron su descontento con la Conmebol, donde muchos los calificaron como “una vergüenza” y una “verdadera mafia”.