El hallazgo del cuerpo de un bebé enterrado en la comuna de San José de Maipo en febrero pasado, sacó a la luz la existencia de una nueva secta en nuestro país.

Según un reportaje de CHV Noticias, el hecho se hizo público tras la denuncia de un exmiembro que alertó prácticas poco habituales, por parte de una veintena de personas que integran la comunidad denominada “Arcoíris”.

Asimismo, el testigo aseguró que Antares de la Luz, quien realizó inhumaciones ilegales en la década pasada, también formó parte de la secta.

Ramón Castillo estuvo en la comunidad habitando, ahí en Arcoíris, y fue expulsado por sus conductas. Les estaba dando líquido de una botellita a ciertas mujeres, y después se las llevaba a su carpa. Hacía lo que quería con ellas“, relató el exmiembro.

De acuerdo a los antecedentes, a partir del 2019, la secta habría comenzado un periodo más hermético, donde no se recibía a cualquiera.

Son personas violentas, con amenazas fuertes y crudas. La gente que pasaba sin permiso, los maldecían, les decían: ‘¡Vas a morir! ¡La montaña te va a castigar! ¡Vas a arder en la hoguera!‘”, relató el testigo, asegurando que se realizaban ritos satánicos y magia negra.

De igual forma, se refirió a ciertas reglas al interior de la comunidad. “(Por ejemplo) no darle estudios a los niños, no vacunarlos, ni atención médica”, precisó.

Secta Arcoíris en San José de Maipo
Captura CHV

Bebé enterrado en las cercanías de la Reserva Coyanco

“Dicen que el bebé murió por causas naturales, pero ¿cómo dentro de esas 12 personas no hubo una sola que tomara a ese bebé y lo bajara de la montaña y se lo entregara a un médico?“, cuestionó el testigo.

Estaba desnuda la guagua. Enterrada. Tapada con hojas de coca, de laurel y frutas secas. Y una gran piedra que era como una laja grande que pesaba unos 40 o 45 kilos ¿Quién sepulta así?”, añadió.

A pesar de que la investigación ha sido muy hermética, se estima que el bebé, que fue bautizado como “Leufú”, murió a los 40 días de vida y fue inhumado en agosto del 2022, siendo encontrado en febrero pasado.

Dicha persona no aguantó haber presenciado la inhumación del menor de edad, y comenzó a inquietarse con lo que estaba viviendo, ya que inicialmente pensaba que era una especie de retiro.

Si bien el hombre fue expulsado y amenazado, entregó información relevante a los investigadores, confirmando que el cuerpo del pequeño seguía enterrado en las cercanías de la Reserva Coyanco.

Por ahora, no hay ningún detenido en el caso, aunque la PDI continúa recabando antecedentes para dar con el paradero de los autores del crimen.