Transcurría el año 2009, y Ramón Castillo Gaete, más conocido como “Antares de la Luz”, conformaba un grupo de sanación que más tarde se convertiría en una secta. Tras compartir en un departamento en la comuna de Las Condes y posteriormente trasladarse a Olmué; en 2011 él y sus seguidores se mudaron definitivamente a San José de Maipo.

El misterioso hombre logró conseguir adeptos desde los tiempos en los que estudiaba en la universidad y a través de las asesorías de “sanidad interior” que realizaba con la Productora Calypso.

El grupo lo integraba la actriz María Álvarez; la auxiliar de vuelo Karla Franchy; el publicista David Pastén; el realizador audiovisual Pablo Undurraga; la ejecutiva bancaria Carolina Vargas y la diseñadora gráfica Natalia Guerra, con quien más tarde tendría un hijo.

La secta de Colliguay, habitaba en una improvisada cabaña de adobe, cuyo techo estaba cubierto con planchas de zinc. El piso era de tierra, no tenían baño, tampoco agua, ni luz.

Agencia UNO
Agencia UNO

Para lograr la fidelidad absoluta de sus seguidores, Castillo Gaete visitó a sus familias e hizo que rompieran sus vínculos, e incluso los obligó a matar a sus mascotas. “Les dijo que gatos y perros eran malignos”, señalan fuentes al diario La Segunda.

Las reuniones del grupo estaban marcadas por el uso de la ayahuasca, una bebida tradicional indígena​ de los pueblos amazónicos que genera alucinaciones.

Bajo los efectos de esta droga, Antares les aseguraba a los seguidores que era un dios. E incluso obligó a que las parejas de la secta terminaran sus relaciones. Fue en ese entonces cuando empezó a tener relaciones sexuales con Natalia Guerra y las demás mujeres del grupo.

Antares de la Luz | MySpace
Antares de la Luz | MySpace

Según los datos proporcionados por el fiscal de Quilpué, Juan Emilio Gatica, el líder era mantenido por los miembros de la secta, quienes arrendaban diferentes inmuebles e incluso pedían préstamos para entregarle dinero.

Además, la investigación reveló que el líder castigaba a quienes tuvieran un comportamiento que fuera considerara impropio. En este contexto, les ordenaba a sus seguidores que se desnudaran y con palos les propinaba 45 golpes. Incluso, obligaba a las mujeres de la secta a cortarse el pelo.

El sacrificio de un bebé

Si bien Antares continuaba teniendo relaciones sexuales con las integrantes el grupo, les advirtió que ninguna podía quedar embarazada. Según sus creencias, el niño que naciera sería el anticristo y por ese motivo debía ser sacrificado.

Bajo esta consigna, Antares obligó a Natalia Guerra a sacrificar al bebé de dos días que tuvo con él. El 23 de noviembre, la secta inició el rito. “Tenían un lugar donde se descargaban de las vibras negativas. Una especie de carpa iglú con el techo abierto y un forado en el piso, donde ponían piedras calientes… Con el vapor se purificaban”, indicó una fuente.

Agencia UNO
Agencia UNO

En esta estructura pusieron una tabla, y sobre ella el recién nacido. “Antares no tocó al bebé porque podía contaminarlo. Mientras todos lloraban, se removió la tabla y la guagua viva cayó sobre las piedras”, detalló un testigo al medio nacional.

Por este crimen, la madre del niño fue condenada en marzo de 2017 por el delito de parricidio, mientras que Pablo Undurraga (otro de los integrantes de la secta) fue declarado culpable de homicidio calificado.

La captura de Antares

En 2012, Antares viajó a Cusco, Perú, a buscar más droga. Sin embargo, durante su estadía se enteró que la hermana de una mujer perteneciente al grupo, los había denunciado y se estaba haciendo una investigación. Fue en ese momento cuando alertó a sus seguidores.

Agencia UNO
Agencia UNO

6 días después de hacerse público el caso, Castillo se ahorcó en una viga de la casa abandonada, donde supuestamente estuvo escondido. Uno de las personas en situación de calle que solía ingresar al inmueble avisó de su muerte.