En noviembre de 1991 una noticia conmocionó al país. Populares galletas que se vendían en las esquinas, micros y quioscos, intoxicaron masivamente a niños de todo Chile, ocasionando la muerte de dos de ellos.

Se trata del recordado caso de las galletas Cómpeta, que tuvo penas sumamente bajas y donde las víctimas no recibieron compensación alguna, consignó 24 Horas.

En aquella fecha, decenas de niños comenzaron a presentar molestias de salud en distintos hospitales del país.

A la urgencia del Sótero del Río, por ejemplo, llegaron pequeños intoxicados y con sus uñas azules. No se conocían ni habían estado juntos, pero algo los vinculaba: todos comieron las mismas galletas, unas que costaban apenas 2 pesos.

“Los médicos que estaban de turno, con muy buen ojo, empiezan a ver puntos en común entre un niño y otro. Habían comprado las galletas en un mismo lugar”, recordó Patricio Silva, subsecretario de Salud en 1991.

“La primera manifestación fue que las uñas y labios estaban azules, lo que significa que esa sangre tiene poco oxígeno”, explicó la segunda autoridad de Salud en aquel año.

Medio centenar de niños intoxicados y dos de ellos muertos

De acuerdo a la edición de Teletrece de 1991, el hecho dejó a cerca de medio centenar de niños intoxicados, de los cuales dos murieron: Carolina, quien tenía apenas dos años y era oriunda de Chiloé, y Dafne, de un año y medio, con residencia en Quillota.

“Es un día triste, que siempre lo vamos a tener en el recuerdo. Era una princesa muy viva, despierta… quizás fue un error de mi parte haberle comprado las galletas”, señaló Jessica, madre de Dafne.

“Compré el paquete, lo compartí no solo con ella, también con unos vecinitos. Se empezó a poner mañosa, no quiso almorzar… primero se puso muy blanca y después morada. Le dio un paro respiratorio, ingresó fallecida al Hospital de Viña del Mar”, lamentó.

Las pericias determinaron que en una de las partidas, las galletas estaban contaminadas con nitrito en alta concentración, sustancia sumamente tóxica y que en elevadas concentraciones ocasiona la muerte.

El producto químico se utiliza como fertilizante en la agricultura y también como preservante en la fabricación de cecinas, por lo que resultaba extraña su presencia en una fábrica de galletas.

Condena de solo 60 días de cárcel

En aquella época, donde no existía la figura del seremi de Salud, era el Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma) el organismo encargado de resolver el caso.

Fue así como la autoridad procedió a clausurar la fábrica, ubicada en la comuna de El Bosque, región Metropolitana, y las galletas fueron retiradas rápidamente en todo Chile.

La investigación apuntó al amasandero, Manuel Riveros, al administrador de la fábrica, Patricio Campos, y al dueño, Francisco Ortiz.

En 2003, 12 años después, la justicia condenó al dueño y amasandero: fueron sentenciados a 61 días de presidio menor en su grado mínimo y, salvo las costas, no hubo compensación para las víctimas, informó El Mostrador.