A sus 18 años, Julieta Martínez ha sido reconocida como una de las 100 activistas latinoamericanas más comprometidas con el cambio climático, y en sus diversas plataformas ayuda a crear consciencia e informar sobre este tema.

Recientemente, en el lanzamiento del proyecto de Transparencia de la marca Karün, realizado a finales de abril, la fundadora de Tremendas abordó el conflicto del ‘fast fashion’, cuyo consumo está al alza hoy en día, especialmente en la población más joven.

Se trata de moda producida en masa para un público masivo, lo que convierte a la industria textil en una de las más contaminantes del planeta.

“Hoy las redes sociales permiten acercar la información a los jóvenes para que se involucren en temas de contingencia que son importantes. La llamada generación Z ha visto cambios, pero la otra cara de la moneda es que hoy en día estas plataformas hablan el lenguaje de la moda“, indicó Martínez.

En esa línea, desclasificó una conversación que tuvo con su mamá tiempo atrás: “Cuando ella tenía mi edad, 18 años, salía Angelina Jolie o cualquier otra famosa de Hollywood luciendo un vestido precioso y un collar de perlas. Alguien podría pensar ‘yo quiero tenerlo’, pero si no podías costeártelo, hasta ahí llegó el tema”, dijo.

“Pero hoy, ¿qué pasa? Prendes la tele, está la MET gala, y ves personas que no entiendo por qué son figuras, como Kim Kardashian, usando el mismo vestido y collar de perlas, pero yo me meto a páginas chinas, o a Shein, por ejemplo, donde consigo esa prenda y siete más por un dólar, de mala calidad, cero sostenible, y no hay comercio justo“, reflexionó.

“Y está la hipocresía de comprarte la polera que dice ‘Girl Power’ cuando tienes a siete mujeres viviendo en una condición horrible para trabajar esa prenda. Yo creo que es paradójico“, añadió.

Julieta Martínez analiza el fast fashion

Julieta explicó, entonces, que se ha tomado el tiempo de hablar con gente, preguntándoles: “si sabes que esto hace mal, ¿por qué lo sigues consumiendo?”.

“Me encuentro normalmente con dos respuestas. Las clásicas que se repiten en cualquier conversación. Uno: ‘¿sabes qué? La sustentabilidad es cara‘, y podríamos entrar en un debate eterno de si sí o si no, o qué están cambiando las empresas. Dicen que sí están cambiando, pero ¿dónde encuentro esa información?”, reclamó.

“Me meto a ciertas multinacionales que me dicen que tienen un tremendo plan de adaptación y mitigación, pero no encuentro absolutamente nada”, apuntó la joven.

Por otro lado, dijo que hay muchos niños y niñas -con los que trabaja a diario- y la respuesta que recibe de ellos es: “Es que qué importa, si ya el mundo se está acabando“.

“Acá no hay exageraciones ni hipérbole. Voy a comprar porque esa misma red social que hoy en día está usando de una forma y otra un mecanismo secundario para informarte, te dice que quedan 8 años de vida y no veo el mundo cambiar”, lamentó Julieta.

Generación desesperanzada

Según la activista, “hoy en día estamos formando a una generación desesperanzada desde el minuto uno”, pues, por otro lado, no hay acceso a una educación medioambiental de calidad, que aborde temáticas como la economía circular.

“Yo salí de un colegio bueno y pituco, pero jamás escuché el concepto de zona de sacrificio o escasez hídrica”, aseguró Martínez.

Si queremos hablar de soluciones ambiciosas, también que sean efectivas. El trabajo multisectorial es fundamental. Si queremos generar consciencia real, busquemos de dónde salen las soluciones, que sean algo tangible y concreto”, concluyó.