Marcela Casanueva, asesora del Ministerio de Vivienda, fue degollada en Providencia el 24 de julio de 1998. La investigación de su muerte sacó a la luz uno de los crímenes más macabros del siglo 20 en nuestro país.

Aquella noche, cuando su compañera de departamento se encontraba en su trabajo, la joven de 28 años fue amarrada de pies y manos, sedada, y luego acuchillada en el cuello.

Su deceso dejó desconcertados a sus más cercanos, ya que la profesional no mantenía conflictos con otras personas.

“Era una joven muy querida y cariñosa, que había logrado crear un círculo de mucho afecto y reconocimiento profesional. De modo que no se tenía noticia de algún enemigo que ella pudiera haber tenido“, detalló Rodrigo Zegers, abogado representante de la familia, a la sección de Fallos Históricos del Poder Judicial.

Si bien en un principio la Policía de Investigaciones barajó la hipótesis de un robo con homicidio, más tarde fue descartada, debido a que se encontraban todas sus pertenencias en el inmueble.

Escena del crimen de Marcela Cartagena
Captura Poder Judicial

En este contexto, una compañera de trabajo de Casanueva le dijo a los detectives que la joven había recibido algunas amenazas días antes de su muerte. Se trataba de una mujer que la acusaba de “haberle quitado a su esposo”.

Dos días después del crimen, la matrona Ema Pinto llegó hasta la Brigada de Homicidios de Providencia para entregar su testimonio. Sin embargo, no la tomaron en cuenta, ya que pensaron que se trataba de una persona con problemas mentales.

“Era una persona con problemas psiquiátricos severos (…) En una ocasión se presentó como una psicópata pura, pero en ella se notaban muchos cambios. Un día era como si estuviéramos hablando con una persona, y al día siguiente con otra”, recordó Héctor Arenas, subprefecto (R) de la PDI.

Dentro de su relato, Pinto aseguraba que tenía las claves para resolver el caso de la joven asesinada, entre ellas, escuchas telefónicas que había realizado un investigador privado.

“Ella presentó unas grabaciones que fueron hechas en el mismo departamento, en forma fraudulenta. En ese registro se menciona el número del inmueble, las personas que estaban ahí, e incluso el nombre de Marcela Casanueva. Con esas pruebas ella buscaba comprobar que su esposo había cometido el crimen, que era un médico”, detalló Arenas.

Ema Pinto, imputada en crimen de Marcela Casanueva
Captura Poder Judicial

La principal teoría del crimen de Marcela Casanueva

Sin embargo, la policía civil sospechó de Pinto y la mantuvo en la mira, para luego detenerla por su supuesta responsabilidad en el crimen.

“El móvil que aquí uno logra encontrar, es que Ema pretendía involucrar a su esposo, con quien tenía una relación fracturada, como autor de este homicidio, de modo que ella pudiera continuar con la tuición del hijo que tenían en común“, explicó el abogado.

Ema Pinto se llevó el secreto a la tumba

De acuerdo a los antecedentes del caso, Casanueva fue anestesiada y maniatada con cinta de embalaje. Posteriormente, el atacante la acostó sobre su cama y luego la degolló, con un instrumento curvo, teniendo cuidado de controlar la sangre con los cojines en la habitación.

Luego de un mes del hallazgo del cuerpo, Pinto fue procesada por el delito de homicidio calificado. Sin embargo, la mujer se suicidó en la cárcel en 1999, días después de haber entregado su testimonio a Cecilia Bolocco, quien realizaba un reportaje sobre las mujeres encarceladas.

Ema Pinto y Cecilia Bolocco
Captura Canal 13

Cabe señalar que la matrona no alcanzó a ser condenada por el crimen de Casanueva, e incluso después de su muerte, se siguió investigando. En dichas pericias, se llegó a la conclusión de que hubo participación de más personas.

“En la interna, quedamos con esa duda de que se pudo haber hecho más. Ema Pinto se llevó esto a la tumba“, concluyó el abogado.