La ONU elevó drásticamente este martes las necesidades humanitarias de Ucrania tras la ofensiva militar ordenada el pasado jueves por el presidente ruso, Vladimir Putin, en la medida en que estima que serán doce millones las personas que requerirán ayuda dentro del país y puede haber hasta cuatro millones de refugiados en los países vecinos.

Naciones Unidas estimó en noviembre que en 2022 necesitarían ayuda 2,9 millones de ucranianos, pero la escalada de la violencia le ha obligado a actualizar su análisis y, con él, la petición de fondos.

Ahora reclama 1.700 millones de dólares, según una petición que incluye a las agencias de la ONU y organizaciones aliadas.

Con parte de este dinero -1.100 millones de dólares, en concreto-, la labor humanitaria llegaría a seis millones de personas durante tres meses. La asistencia contempla desde la entrega de dinero en efectivo a la reconstrucción de viviendas, pasando por temas de alimentación, agua y saneamiento, educación o atención médica.

¿Qué dijo la UNO sobre los efectos de la guerra en Ucrania?

El secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, afirmó que “es la hora más oscura para la gente de Ucrania” y, por tanto, cree que es momento de “responder con compasión y solidaridad” frente a una emergencia que no deja de crecer conforme pasan las horas.

“Familias con niños pequeños están refugiándose en sótanos y estaciones de metro o corriendo para salvar su vida ante el sonido aterrador de las explosiones y las sirenas”, señaló en un comunicado.

Por su parte, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, advirtió que, si la situación no mejora, la de Ucrania “podría ser la mayor crisis de refugiados de este siglo”.

Así, aunque ha agradeció la solidaridad de los países vecinos, que ya acogen a más de 600.000 personas, avisó que es necesario “mucho más apoyo”.

El plan de respuesta lanzado este martes cifra en 550,6 millones de dólares sólo los proyectos que son necesarios para atender a los refugiados en Polonia, Moldavia, Hungría, Rumanía y Eslovaquia, así como en otros países de la región que no necesariamente tienen que ser vecinos a Ucrania.