Fue el pasado 12 de noviembre de 2019, cuando la TENS Karin Salgado tomó la decisión de quitarse la vida. En un escrito que dejó antes de morir, relató el acoso laboral que enfrentó al interior del hospital Herminda Martin de Chillán.

La profesional de 40 años era descrita por sus cercanos como una persona muy humana, con una vocación de servicio que destacaba en el recinto de salud, según consigna BioBioChile.

De hecho, varias familias que tuvieron a sus hijos internados en la sección pediátrica la recuerdan con cariño. Incluso, todavía se pueden leer algunos mensajes en redes sociales destacando el compromiso de la TENS con sus pacientes.

No obstante, todo ese esfuerzo profesional se vino abajo en enero de 2018, cuando el hospital inició un sumario por una denuncia de hurto de insumos. En ese entonces ella fue llamada como testigo, pero terminó siendo castigada.

El duro proceso que enfrentó por esta acusación, quedó plasmado en una carta que Karin hizo llegar a las autoridades. “Me hicieron varias preguntas con respecto a la acusada, respondiendo de manera sincera como debe ser bajo juramento”, relató en el escrito, agregando que no podía asegurar que la TENS imputada era quien efectivamente había sacado algo.

Incluso señaló que era común que la enfermera jefe prestara las cajas de curaciones para ser devueltas al día siguiente, antes de que se realizara el conteo diario. Esos “préstamos” eran registrados en un libro, pero no estaban permitidos.

Sin embargo, el primer fiscal de ese sumario, actualmente director del Servicio de Salud Ñuble, le habría sugerido que omitiera esa declaración, para evitar perjudicar a su superior. “Qué van a decir tus jefas”, le advirtió, según indica en el escrito.

Minutos después de terminar su declaración, se encontró con su jefa directa, quien ya estaba al tanto de su comentario ante el fiscal, enrostrándole haberla involucrado en el sumario.

A pesar de que supuestamente la conversación era secreta, le dijo que la jefa de enfermeras del hospital la llamó para “prevenirla”, porque con el testimonio de Karin podrían “echarlas” a ambas.

Considerando esa advertencia, se ofreció para decir que había sacado las cajas sin el permiso de su superior, por lo que la habían reprendido y que las había devuelto, pero sin cambiar el resto de sus dichos.

Tras ese incidente, en una segunda declaración, la TENS cumplió con su palabra, pero esta vez el fiscal se negó a reconocer que le había sugerido no mencionar el hecho que implicaba a su jefa. “En ese momento empieza todo mi calvario”, admitió Karin.

Al darse a conocer el sumario, la profesional pudo leer la declaración de su jefa, quien la catalogaba como una mala funcionaria, y daba a entender que era “conflictiva” con sus pares y enfermeras.

A lo anterior se sumó que su colega que estaba a cargo de los vales y del registro le dio la espalda, y declaró en los mismos términos que su enfermera jefa.

Todo esto me llevó abajo anímica y psicológicamente, en mi trabajo no daba más ya que debía trabajar con la colega que me falló sabiendo que todo lo que yo decía era verdad”, indica en la carta.

La desazón de Karin se acrecentó más aún viendo que las personas a cargo del sumario no ocultaban la cercanía que tenían con las enfermeras jefas, siendo vistas compartiendo algún café en las instalaciones del hospital.

Como si fuera poco, la afectada denuncia que la enfermera jefa le exigió a sus colegas que no se relacionaran con ella y tomó represalias con quienes se atrevieron a apoyarla. “Si tú no dices que Karin estaba mintiendo, no vas a tener más reemplazos en el hospital”, la habría amenazado.

Esto me ha hecho mucho daño al punto de llorar y sentirme vulnerable de estar frente a personas de mayor rango y, como se dice, el hilo se corta por lo más delgado”, agrega.

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“Con esto me mataron”

En febrero de 2019, Karin fue trasladada a la bodega de farmacia, con el 50% menos de su sueldo. Si bien su jefa también recibió una amonestación, fue muy menor en comparación.

Ante este complejo escenario, en el que su sueldo no le alcanzaba para pasar el mes, envió una carta a Contraloría para ser absuelta.

Sin embargo, cuando Karin supo que su apelación había sido rechazada, entre lágrimas de desconsuelo le comentó a sus cercanas: “Con esto me mataron”.

Debido a que el dinero que ganaba no le alcanzaba para vivir, cayó en una profunda depresión. A ese se sumó el hostigamiento de sus jefes, que incluso echaron a correr el rumor que ella había sido sorprendida robando.

El último turno de Karin

Fue así como en octubre de 2019 intentó suicidarse. Sus colegas solicitaron que el hospital le proporcionara ayuda profesional, desde donde consiguieron una hora con un psiquiatra, pero para un mes más.

Luego de ese primer episodio, Karin nunca más volvió a trabajar. Su último turno fue el 11 de octubre de 2019, distribuyendo los medicamentos, insumos y sueros por el hospital. Sin duda era una función riesgosa, considerando su depresión y el acceso a todo tipo de fármacos.

Finalmente, un mes después de ese incidente, el 12 de noviembre de ese año, Karin decidió quitarse la vida.

Actualmente es su hermana quien busca justicia para limpiar el nombre de Karin. Cabe señalar que el tribunal acogió la demanda, por lo que en septiembre comenzará el juicio.