Esta semana se llevó a cabo la captura de 6 delincuentes que pertenecían a una de las bandas más violentas de Santiago. En la incautación de las armas que tenían en su poder, se encontró una dramática coincidencia: la pistola CZ que estuvo involucrada en el asalto a la joyería del Alto Las Condes y en la trágica muerte de Tamara Moya.

Recordemos que el padre de la pequeña de 5 años no se encontraba con ella la noche del 28 de febrero, cuando la niña iba con su madre desplazándose por Huechuraba. Fue en ese contexto que las abordó un grupo indeterminado de individuos que tenían la intención de robarles el vehículo. Uno de ellos disparó y le quitó la vida a la menor.

“Nada nos va a devolver la vida de nuestra hija, pero el primero en caer fue el asesino directo de Tamara, el que apretó el gatillo. Luego cayeron dos coautores, y ahora cae gran parte de la banda”, señaló Raúl Moya la tarde del miércoles en el programa Aquí Somos Todos.

“Estos tipos están acostumbrados a disparar sin remordimientos. Eso da cuenta de que el nivel de empatía que pueden sentir por una víctima es nulo. Quizá suena crudo lo que voy a decir, pero la única forma de que esta gente no le siga causando daño a las personas inocentes es que estén en la cárcel o en el cajón“, añadió.

Raúl Moya
Captura | Canal 13

Segunda oportunidad

En ese punto, Ángeles Araya le preguntó al entrevistado si acaso dejaba afuera la posibilidad de reinsertarse a la sociedad, considerando que él solamente mencionó la prisión o la muerte.

“Creo en la reinserción, pero también hay que poner límites. Porque cuando estás dispuesto a disparar a mansalva al que se te cruce en frente para obtener tus objetivos, ya perdiste tu humanidad. Cuando cometes un crimen tan horrendo como el homicidio o la violación, creo que el sistema judicial debiera limitarse a dar un castigo tan duro que no les permita volver a cometer hechos similares”, explicó Moya.

“Si el criminal no le da una oportunidad a sus víctimas, ¿por qué la justicia le tiene que dar la segunda oportunidad  él? Mi hija no tiene una segunda oportunidad, y yo solo puedo ir a verla al cementerio”, añadió.

En esa línea, dijo que el Estado les da acceso a una defensa gratuita a los delincuentes. Además, se les permite estar con sus familias en la cárcel, o incluso salir antes en libertad si tienen buena conducta.

Al Estado le cuesta de 600 a 800 mil pesos mantener en la cárcel a esos parásitos. Con ese mismo dinero el Estado podría proteger a los hijos o familias de las personas que mueren. Dejamos de lado a las víctimas, y con suerte te ponen un psicólogo”, reclamó Raúl.

Aquí somos todos
Captura | Canal 13

“Se acabó su historia”

Al finalizar su intervención en el programa de Canal 13, dio las gracias por la invitación, señalando que pudo hablar libremente sobre lo que él piensa tras la muerte de su hija.

Las víctimas debieran ser mucho más escuchadas en Chile. Vivimos preocupándonos de los derechos de los delincuentes. Está bien, también son personas, pero hay límites”, dijo.

“El sistema acá lo único que hace es preocuparse de los delincuentes. De mi hija ya nadie se preocupa. Están los medios, la policía hizo un buen trabajo, pero al Estado de Chile mi hija no le interesa. Sí les interesan estos sujetos que están detenidos porque hay que tratarlos bien por los derechos humanos, porque hay uno que es menor de edad y hay que buscar a la fuerza reinsertarlo, aunque a él no le interese“, explicó.

Por último, lamentó que “mi hija ya está en el cementerio y se acabó su historia”.