Tiene 88 años, vive en una mediagua donde pasa frío y se filtra el agua, pero no quiere abandonarla para no dejar a sus 11 perros y varios gatos que viven con ella.

Esa es la situación actual de Natividad Rojas Covarrubias, una adulta mayor que hace 28 años vive en una mediagua construida de latas, lonas y plásticos, camino al vertedero La Hormiga, en el Valle del Aconcagua, región de Valparaíso.

La mujer tiene dos hijas y un hijo, quienes la asisten constantemente y buscan sacarla de ese lugar, pero ella se niega rotundamente. Por lo mismo, han solicitado apoyo a las autoridades para que -al menos- la ayuden mejorando la vivienda.

Marcela Farías Rojas, una de las hijas de Natividad, conversó con el diario local El Trabajo, a quienes señaló que no han tenido la posibilidad de postular a una vivienda para su madre, lo que se suma a que ella “tampoco quiere salir de acá (pues) está acostumbrada a vivir con sus animales, con el clima de acá, no le gusta la bulla”.

Ella quiere seguir viviendo acá con sus perros, sus gatos, y también está acostumbrada al fuego para el frío”, aseguró Marcela.

Entre las mejoras que buscan para la vivienda de su madre, están reparar el techo y “forrarla un poco más por dentro”. Ellos han podido ayudar en lo que pueden, pues aseguraron que también tienen pococ recursos.

“Apenas juntamos unas pocas monedas para poderle forrar una parte donde duerme ella. Se mete mucho el frío en la noche. Cuando caen muchas heladas a ella se le humedece todo abajo”, explicó la mujer.

Hay una gotera entre la pieza de mi hermano y la de mamá, cae un chorro de agua, hay que ponerle una carpa. Esta media agua yo se la compré a mi mamá hace muchos años, cuando traían casas del Hogar de Cristo para vender, en esos años me costó $125.000″.

Uno de las rutinas más críticas es cuando deben bañar a Natividad. Su hija explica que cuando hace calor, la sientan en su silla de ruedas, la enjabonan y luego le dejan caer el agua. “Cuando hace frío se calienta agua en un tarro, se limpia con jaboncito -la parte de arriba va primero- después para abajo. La cabeza se le lava aparte, no todo el cuerpo junto porque tenemos temor de que se nos vaya a enfermar, por eso la lavamos de a poquito“, detalló la mujer.

Respuesta del Serviu

Tras enterarse de la situación, Patricia Boffa Casas, delegada biprovincial de Servicios de Vivienda y Urbanización, indicó que “lo primero que vamos a hacer a la brevedad es enviar un asistente social del Serviu para poder ver la situación antes de comprometernos a poder generar alguna acción que nosotros podamos hacer”.

Boffa detalló que que fue un colectivo lgbtiq+ quienes le comunicaron la situación la semana pasada. Ellos fueron en ayuda de esta señora con una cama, un colchón y mercadería.

Por último, la funcionaria reiteró que “como Serviu estamos muy interesados en ayudar, primero lo que tenemos que tener es una evaluación y saber si podemos intervenir como Serviu, o colaborar en este caso social que nos ha tocado a todos el corazón”.