Luego de cuarenta años bajo el hielo eterno de uno de los glaciares del Cerro El Plomo, fue avistado por un piloto de helicóptero civil, el fuselaje de una aeronave. Se trataba del helicóptero SA 315 “Lama” matrícula H-159 del Ejército, accidentado el 26 de noviembre de 1981, a más de cinco mil metros de altitud.

La tripulación compuesta por el Teniente Ricardo Viscaya Foradori, Piloto (QEPD), Subteniente Eduardo Reyes Vargas, Copiloto (QEPD); Cabo Segundo Ramón Sepúlveda Pérez, Mecánico tripulante (QEPD), y Mario Benavides Moya, Topógrafo del IGM (QEPD); se encontraba efectuando reconocimientos geodésicos en el sector.

Esa tarde de noviembre cuando se perdió contacto con la aeronave se activaron todas las alarmas y comenzó la búsqueda con medios del Ejército y del SAR de la Fuerza Aérea, lamentablemente sin resultados.

Una década más tarde, un andinista entregó información sobre el avistamiento de un cuerpo, se trataba de los restos mortales del Cabo Segundo Ramón Sepúlveda. La Escuela de Montaña del Ejército efectuó una misión al lugar, logrando evacuar el cuerpo y divisó el helicóptero siniestrado. Pero no fue posible llegar a él, ya que se encontraba en una zona de acceso inalcanzable y cubierto de una masa sólida y compacta de hielo.

Operación de búsqueda

En enero de este año el Ejército recibió la información del avistamiento de una aeronave con características militares en el Cerro El Plomo.

La Institución, a partir de estos nuevos antecedentes planificó una operación de tres etapas consistentes en “un reconocimiento aéreo para confirmar la presencia del helicóptero, la segunda llegar hasta el lugar con medios terrestres para confirmar si hay víctimas del accidente en el sitio y la tercera es la extracción de los cuerpos si es que estuvieran en el lugar”, explica el Comandante del Comando de Operaciones Especiales, General de División Carlos Castillo V.

En esta operación de búsqueda y rescate, se encuentran participando 38 integrantes del Ejército, todos especialistas y expertos en montaña, pertenecientes a la Brigada de Operaciones Especiales “Lautaro” y
la Escuela de Montaña, junto a efectivos del Grupo de Operaciones Especiales de Carabineros, quienes son los encargados legalmente de efectuar el levantamiento de los cuerpos.

Ejército de Chile
Ejército de Chile

Todos ellos llegaron hasta el sitio del accidente, en la ladera oeste del cerro. Además contaron con el apoyo de tres aeronaves de la Brigada de Aviación de la Institución y un puesto de mando en Santiago, que es el responsable de coordinar la operación.

El Capitán Felipe Verdugo, piloto del helicóptero AS350 B3 Ecureuil, explica que la dificultad de la misión está dada “debido a que la localización de los restos de la aeronave, es en una altitud en la cual los helicópteros operan con márgenes de potencia disponibles bastante acotados. Hay que buscar que se produzcan las condiciones de temperatura y viento que permitan acceder con los pesos que requieren las unidades que están en tierra para recuperar a nuestros camaradas”.

Las cordadas comenzaron el ascenso al cerro el día lunes 8 de marzo, y el pasado viernes 12, pudieron evacuar los primeros restos mortales encontrados a más de cinco mil metros de altitud, los cuales fueron trasladados en helicóptero del Ejército hasta Santiago y fueron recibidos con honores por parte de una Guardia de Honor de la Brigada de Operaciones Especiales “Lautaro”. Lo mismo sucedió este sábado 13, con los restos que corresponderían al Subteniente Eduardo Reyes.