El suboficial mayor de Carabineros Aarón Jara, es el hombre que por estos días está encargado de terminar de aclarar la muerte de Tomás Bravo, el pequeño de a penas tres años que estuvo desaparecido más de una semana y cuyo cuerpo fue hallado el pasado viernes en la comuna de Arauco.

Dicha relevancia del profesional, se debe a que es el único experto entomólogo (estudia insectos) que tiene el Laboratorio de Criminalística (Labocar) y que llegó a la zona de Caripilun para buscar pistas en la naturaleza que ayuden a sustentar la teoría del caso que maneja el Ministerio Público: el autor del crimen sería el tío abuelo del niño, Jorge Escobar.

Este último será formalizado este martes por el delito de homicidio simple en un caso que -al menos hasta ahora- arroja cuestionamientos al trabajo desarrollado por la fiscalía y Policía de Investigaciones (PDI), mientras Jara ya dejó el sector del suceso y viajó con todas las pruebas que recogió en la zona para hacerles análisis, el que debería estar disponible en los próximos días.

El lamento de Carabineros

Según informó BioBioChile, fue el año 200 cuando el efectivo postuló al curso de criminalística institucional que cambiaría su manera de ejecutar una investigación. Si antes buscaba delincuentes, tomaba declaraciones o se enfrentaba a los malos, hoy traduce la información que le entregan larvas, parásitos o gusanos en un sitio del suceso. Estos últimos secuencialmente colonizan un cuerpo y varían dependiendo de la zona geográfica y el clima. Es decir, su labor comienza siempre después de la muerte.

“El 85% de los seres vivos de la tierra son insectos, y a la hora de investigar (…) son los primeros en llegar a la escena del crimen”, contó Jara al diario La Cuarta.

Sin embargo, este año el experto entomólogo iniciará su proceso de retiro, el cual inició este lunes tras 29 años de servicio, en los cuales ha sido clave en diversas investigaciones.

De los 29 años como uniformado, veinte ha trabajado en el Labocar e incluso puso la primera piedra de la unidad en La Serena hace más de dos décadas. Se perfeccionó en Argentina, se licenció en gestión ambiental, diplomó en Entomología Agrícola, entre otras preseas académicas que luce en su currículum. Además, conoce el arte de la taxidermia.

Importancia de Aarón Jara y su trabajo

Uno de tantos casos en que participó fue la indagatoria por el homicidio de Fernanda Maciel en Conchalí, la joven asesinada en febrero de 2018 por Felipe Rojas, amigo y único formalizado en el caso. La mujer estuvo desaparecida 499 días, pero los insectos le revelaron el paradero del cadáver en junio de 2019. El cuerpo estaba enterrado a pocos metros de su casa, cubierto con cal, tapado con cemento y bajo escombros. Cuando se retiró del lugar, las cámaras de televisión lo grabaron portando un maletín. En él estaba impreso el rótulo que lo identifica: “Entomología Forense”.

También fue convocado en el crimen de Bastián Bravo, quien a sus 20 años desapareció el 13 de noviembre de 2013, cuyos restos fueron ubicados el 22 de enero de 2014. En el caso también tuvo un rol preponderante, al igual que en la investigación de la secta de Pirque.

“(…) había fallecido una joven embarazada que no recibió atención médica a tiempo, por lo que sus cercanos, liderados por Paola Olcese, la enterraron sin autorización. Fue gracias a la Entomología que pudimos resolver el puzzle policial”, señaló al citado medio.

Aunque desde Carabineros lamentan la partida de Jara, aseguran que al dejar la institución no le faltará el trabajo, puesto que es parte de la lista a la que recurre el Ministerio Público para sus investigaciones. Mientras tanto, por estos días muchos creen que el experto puede entregar la pista que cerraría definitivamente el caso de Tomás Bravo.