En precarias condiciones, con 16 perros, sin luz, agua, baño, ni red de apoyo, vive una adulta mayor de 84 años en Osorno, región de Los Lagos.

Su vivienda se ubica a poca distancia del vertedero provincial, en la carretera Ruta al Mar, principal lugar que familias han escogido para abandonar a sus mascotas.

En su hogar no cuenta con luz, agua, pozo negro, y mucho menos un baño. Debe caminar al menos dos kilómetros para obtener agua de un estero, que está cercano al vertedero que recibe los desechos de las siete comunas de la provincia de Osorno. Además, camina muchos más kilómetros para comprar alimentos, pero no sólo para ella.

Según relata la organización sin fines de lucro “Sociedad Protectora de Animales de Osorno”, conocieron el caso de Norma hace 11 años, cuando aún vivía su esposo. Entonces ella tenía sobre 40 perros, y con los escasos recursos de la organización comenzaron a intervenir y a buscar ayuda política. Ésta última llegó escueta e incompleta.

Osvaldo Cea, presidente de la organización, relató ésta historia de abandono. “Efectivamente vivía con 40 perros (hace 11 años), habían perros en ese tiempo muertos. Fue impactante. De mi parte no había visto casos así”, añadió Osvaldo, quien agregó que a través de Radio Bío Bío y otros medios comenzaron a gestionar ayuda.

Comía pan duro y con hongos para alimentar a los perros

El presidente de la organización agregó que desde siempre ella ha cuidado a los perros. Antes junto a su esposo, quien falleció hace un tiempo, y ahora sola. De ese modo, cuidar a los perros se convirtió en su día a día.

“Se han ido muriendo por viejitos, los han atropellado, porque tiene un cerco que está en pésimas condiciones”, dijo Osvaldo, quien añadió que incluso gente le deja perros amarrados en su portón.

Y desde entonces, se han vuelto en sus compañeros de vida y su razón de vivir, aunque deba caminar hasta 4 kilómetros para utilizar su pensión en alimentos para perro, e incluso preferir comer pan duro y con hongos.

“La encontramos a veces comiendo pan de cuatro o cinco días, con hongos, tomando de una agua sucia. Tú dices ¿cómo una persona puede vivir en esas condiciones hoy día?”, enfatizó Osvaldo.

Si bien la sociedad le consiguió una media agua, -porque antes tenía una precaria habitación con techo roto- un camión de alto tonelaje terminó por romperla, y la empresa le construyó otra, pero in baño.

Cedida a Radio Bío Bío
Cedida a Radio Bío Bío

¿Y las voluntades políticas?

Osvaldo también se refirió a las voluntades políticas y territoriales. “La ayuda siempre fue muy poca, solamente algunas personas colaboraban (…) Pasaban los años y seguíamos tocando puertas a los concejales, pero siempre quedaba en la nada (…) que no había recursos, que había muchos casos similares”, indicó.

Norma pudo acceder a un estanque para agua, tras las gestiones de la Sociedad Protectora de Animales de Osorno, pero nunca hubo apoyo para instalarla. Tras un tiempo, y ante la necesidad de alimento, terminó vendiéndolo por poco dinero a quien se lo pidió. Más apoyo no hubo, “el municipio ya había entregado ayuda”, indicaron en la última jornada desde la casa edilicia a la Sociedad.

A través de redes sociales se están organizando, para este fin de semana -pese a la cuarentena- conseguir permisos e ir en grupo a limpiarle el abandonado patio y levantar el cerco, considerando que vive a orillas de la carretera. Ya consiguieron un colchón para cambiarle el viejo.

Entregaron alimento para este mes, pero no pueden sobrecargar su hogar, debido a la poca capacidad que tiene. D momento está habilitado El Jardín de Clementina, de plaza Yungai, para recibir aportes.

Resta esperar que se habilite la Red de Protección Social y garantes del Estado, para resolver los problemas de fondo: baño, agua y luz… que por años, no han aparecido en el sector.