Gran consternación ha generado la muerte de un niño de 9 años tras recibir un balazo en la cabeza, el pasado 7 de octubre en el condado de Cook, Chicago, Estados Unidos.

Según informó el diario electrónico Chicago Sun-Times, el padre del menor, Adrien Lipscomb de 38 años, dejó a sus hijos al cuidado de su abuela, mientras acompañaba a su esposa al hospital. En el hogar se encontraban dos pistolas cargadas.

Fue durante esa instancia en la que el menor falleció. En un principio, el adolescente de 13 años declaró a la policía que su hermano menor había sido asesinado a tiros por su abuela. Tiempo después cambió su versión, y acusó a su hermana de 5 años.

Sin embargo, recientemente confesó que fue él quien le disparó accidentalmente a su hermano Ashton Lipscomb de 9 años. Todo ocurrió mientras jugaban con las armas de propiedad legal de su padre.

Los policías llegaron hasta el domicilio y encontraron a la víctima en un charco de sangre en el segundo piso. Posteriormente el niño fue declarado muerto en el hospital.

Asimismo, hallaron dos pistolas cerca de los menores, además de un rifle descargado debajo de la cama.

En este contexto, la hermana pequeña le dijo a los detectives que “el mayor había tomado ambas pistolas y que sus hermanos estaban jugando con ellas cuando una se disparó accidentalmente”, detalló la fiscal estatal adjunta Jocelyn Schieve en la corte.

Padre enfrenta cargos

Tras esta confesión, el pasado miércoles el padre de los niños fue puesto en libertad bajo fianza, después de ser acusado de poner en peligro la seguridad de un menor de edad.

“Este es un caso profundamente trágico y desgarrador”, señaló la jueza Mary C. Marubio. “Hay un profundo descuido en este delito, pero ciertamente no hay ninguna criminalidad aguda que padezca el Sr. Lipscomb”, añadió.

Cabe señalar que inicialmente Lipscomb enfrentó dos cargos por poner en peligro a un menor, pero los fiscales retiraron el segundo en la corte.