Fue este jueves 02 de julio que se dio a conocer el fallecimiento de Ángela Jeria, la madre de la expresidenta Michelle Bachelet, que había sido internada en el Hospital de la Fuerza Aérea en estado grave la noche del miércoles.

Desde la Fach se informó que su muerte no tenía relación con el coronavirus, ya que se debía a otra patología. Su partida de inmediato conmocionó al mundo político, debido a su legado en la lucha por los Derechos Humanos, tras vivir la tortura durante la Dictadura y el exilio junto a sus hijas.

En este contexto, varias personas enviaron condolencias por el fallecimiento de Ángela Jeria, a través de redes sociales. Algunos incluso recordaron algunas anécdotas de la arqueóloga, como el día en que encaró a uno de los agentes de la DINA.

Esto le ocurrió con el fallecido coronel en retiro Marcelo Moren Brito, quien estuvo en el centro de detención de Villa Grimaldi. Justamente en este lugar permanecieron recluidas Ángela y su hija Michelle, tras el golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973.

Recordemos que el esposo de la activista por los DD.HH., Alberto Bachelet, también fue torturado durante la Dictadura, pese a ser general de Brigada Aérea de la Fuerza Aérea. Por lo mismo, sabían quién era Moren Brito.

Años después, luego de volver a Chile tras el exilio, Ángela Jeria se percató que vivía en el mismo edificio que el agente de la DINA. Un día se lo encontró en el ascensor: “La primera vez que me topé con él, me abrió la puerta muy gentilmente, no me reconoció. Y yo de lo que me sentía mal era de no poder darle las gracias, pues no me nacía”, recordó en una ocasión en conversación con radio Digital.

“Hasta que paré y le dije: ‘Perdóneme que no le dé las gracias, pero nos conocimos hace tiempo’. ‘¿Dónde?’, preguntó él. ‘En Villa Grimaldi’, respondí. ‘¿Quién es usted?’ ‘Soy la viuda del general Bachelet’. Él se golpeó la frente y salió disparado”, relató Jeria hace unos años.

Nunca tuvo odio

Lo más llamativo ocurrió la segunda vez que se encontraron en el ascensor: “Lo quedé mirando y le dije: ‘Mire, yo no lo odio, yo siento lo que tuvo que hacer’. Y él me dice: ‘Señora Ángela, muchas gracias, muchas gracias’. Lo peor, es que después de eso, él me andaba buscando para saludarme”, recordó en aquella oportunidad.

Esta anécdota demuestra la personalidad y el discurso que tuvo Ángela Jeria, pese a sufrir las torturas de la Dictadura: “Por eso le digo, no tengo odio”.