Una terrible situación están viviendo las enfermeras en México por llevar su uniforme en las calles. Es que el pánico y miedo de algunas personas ante el COVID-19 ha hecho que ataquen al personal de salud.

Así lo evidenció la Comisión de Enfermeras del Estado mexicano, quien dio la alarma sobre cinco ataques contra especialistas, rociándolos con agua y lejía cuando salen a trabajar. Incluso, en Nueva León, lanzaron material inflamable contra el Hospital General, uno de los centros que trata a infectados por la pandemia.

“Es indignante, insólito y alarmante que las personas canalicen el temor y enojo hacia el personal de salud que les protege”, dijo el subsecretario de Salud mexicano, Hugo López-Gatell.

A diferencia de otros países, donde se les ha rendido homenaje al personal de salud que combate la enfermedad, en México varios testimonios han salido a la luz, los que fueron recogidos por el medio español Verne de El País.

Uno de ellos es el de Sandra Alemán, una enfermera que trabaja en la guardia nocturna del Hospital General de Zona N°1 de San Luis Potosí. El ataque ocurrió por llevar el uniforme y la dejó con varias contusiones, un dedo fracturado y con el tendón de la mano derecha dañado.

“Hace una semana pasé a comprar un café al Oxxo y al salir unos niños desde una minivan estacionada junto a mi coche, empezaron a tirarme refresco y gritar ‘tiene COVID’. Cuando les dije que no hicieran eso, su madre salió molesta de la tienda porque llamé la atención a sus hijos”, comienza el relato de Alemán.

“Le dije que educara a los niños y ella respondió que se estaban defendiendo de mí porque soy propensa a infectarles. Esa señora no sabe que cuando salgo de mi área de servicio nos bañamos, vestirnos con ropa de civil y rociamos con el germicida con el que se desinfectan los quirófanos”, siguió.

La mujer me da una bofetada y me agarra de mi uniforme. Yo meto las manos, nos tropezamos y caemos al suelo mientras me sigue golpeando. Me fracturé un dedo y me dañé un tendón de la mano derecha (…) Estoy de baja laboral 15 días porque no puedo trabajar así”, dijo Sandra.

Además, hizo un llamado para que la gente entienda que “no somos sus enemigos, somos los que estamos al frente de la batalla para servirlos y atenderlos, no somos un riesgo”, concluyó.