La mayoría ni siquiera alcanzó a pisar las salas de clases el 2020. La primera semana de marzo, con el arribo de los primeros casos de coronavirus al país, el escenario se transformó bruscamente: pasaron de clases presenciales a online, como en la mayoría de las universidades.

Además, muchos estudiantes -parte de una institución no adscrita a gratuidad- comenzaron a sufrir las dificultades que ha acarreado la paralización paulatina de las ciudades.

La crisis partió con estudiantes y padres despedidos, seguido -en casos más extremos- de alumnos desalojados de sus departamentos por falta de ingresos, por cuya razón ahora exigen facilidades de pago.

“Nos dieron como ejemplo que si nosotros contratamos un plan de teléfono debemos pagarlo aunque no lo usemos, como un contrato fijo, que es el mismo contrato que tiene la universidad con diferentes servicios como luz, agua, etc”.

Según acusan los estudiantes del Centro de Alumnos de Enfermería de la Universidad San Sebastián, esa fue la respuesta que recibieron en la reunión del miércoles con el vicerrector de la casa de estudios, Eduardo Solar, la autoridad académica que ha encabezado las conversaciones con los estudiantes.

Durante los últimos días, más de 10 carreras han decidido sumarse a un paro online y restarse de las clases que la mayoría está cursando mediante videollamadas; entre ellas, Obstetricia, Nutrición, Psicología, Pedagogía en lenguaje, Odontología, Terapia Ocupacional, Pedagogía en inglés, Enfermería, Kinesiología, Fonoaudiología y Pedagogía en Educación Física.

La llegada del coronavirus a Chile cambió todo, por lo que la demanda de los alumnos es clara: quieren una rebaja del 50% del arancel considerando que las clases ya no son presenciales y no están haciendo uso de la infraestructura de la casa de estudios, principalmente aulas, laboratorios, insumos y equipamiento específico de cada carrera.

Y si bien -pese a las dificultades propias de la formación a distancia- algunas carreras han logrado sobrellevar la situación ante la contingencia, el caso de las carreras de la salud se ha vuelto particularmente inquietante considerando que las clases prácticas son fundamentales en su proceso de aprendizaje y es prácticamente imposible suplir dichas actividades a distancia (ya sea en laboratorios o campos clínicos).

Caso emblema de esta situación es la carrera de Odontología que, junto con Medicina, además registran el arancel más alto de la casa de estudios: $7.638.900, que dividido en 10 cuotas de $802.300 sube hasta los $8.023.000, además de la matricula de $493.000. Fueron de los primeros en iniciar el paro y en hacer presente su petitorio frente a las autoridades académicas.

Y en su diálogo con Solar, el lunes pasado, recibieron un portazo: la universidad no rebajará el precio del arancel a raíz de la contingencia.

En la reunión “le preguntamos qué haría él si fuera su hijo el que estuviera en la situación de nosotros y nos dijo: ‘si mi hijo estuviese en esta situación, yo vería las condiciones para pagarlo porque yo hice un contrato con la universidad””, señaló Dorys Maureira, presidenta del Centro de Estudiantes de Odontología (CEO).

A cambio, la casa de estudios ofreció prorrogar el 50% de las cuotas de abril y mayo para el final del año académico, en enero de 2021. Y en términos similares ha respondido la USS a las otras carreras con las que se ha sentado a conversar, tal como lo hizo -también el lunes pasado- la Facultad de Psicología mediante una carta de respuesta oficial dirigida a los estudiantes.

El rector de la Universidad San Sebastián, Carlos Williamson, confirmó la situación en diálogo con BioBioChile y explicó que el paro -que de acuerdo a sus estimaciones involucra al 8% del total de los alumnos- se sustenta en dos factores: que la universidad tiene menos gastos y en sus dificultades económicas.

Sin embargo, “el único gasto que puede ser menor por las clases virtuales puede ser en luz y agua en los campus que están semivacíos, pero eso evidentemente es un gasto mínimo. El resto son gastos fijos que son inevitables. Tenemos que seguir pagando a los profesores que están haciendo clases y seguir pagando a los colaboradores que están en teletrabajo”, indicó.

Asimimo, añadió que “tenemos que seguir financiando gastos operacionales que son fijos e inflexibles. Esa argumentación no tiene mucho sustento”, aseguró, aunque admitió que el problema económico sí tiene sustento, razón por la que pusieron sobre la mesa la rebaja de las próximas dos cuotas.

En tanto, frente a las dificultades para cumplir con la calendarización de actividades prácticas, señaló que la idea es adelantar las clases teóricas y postergar lo práctico, bajo cuyo escenario lo más probable es que las vacaciones de invierno van a ser mínimas y el año académico cerrará en enero a raíz de la pandemia.

“Vamos a realizar las actividades (…) no es que estemos ahorrando recursos, se van a realizar igual, sólo que vamos a tener que ver en qué momento lo vamos a realizar dependiendo de en qué momento volveremos a la normalidad”, aseguró.

“No es que nosotros dejamos de ofrecer el servicio. Nosotros queremos ofrecer el servicio, solamente que los plazos en que vamos a tener que hacer eso -dependiendo de la naturaleza de las disciplinas y la clase- pueda ser en momentos diferidos”, añadió.

La crisis que viene

Tras el inicio de la movilización, el propio Centro de Estudiantes de Odontología ha recopilado los reclamos de los alumnos y los efectos que ya han empezado a sufrir a raíz de la paralización mundial que ha provocado la pandemia.

De acuerdo a Maureira, muchos estudiantes ya fueron despedidos en medio de la crisis, los cuales usaban esos ingresos fundamentalmente para pagar el arancel de la carrera. Misma situación ha ocurrido con algunos padres y/o sostenedores de alumnos, que -según cuenta- incluso han debido abandonar los departamentos que arriendan por falta de dinero y se han visto obligados a volver a sus ciudades de origen.

Uno de ellos relata de forma anónima su caso a través de la cuenta de Instagram del CEO: “Acaban de despedir a mi papá ¿Ahora la U$$ me pedirá que renuncie a odonto? No olvidamos que a una estudiante le pidieron su renuncia”, señala en alusión al caso de una alumna de Obstetricia que solicitó ayuda luego que su abuelo feriante -quien pagaba su carrera- se quedara sin ingresos por la crisis.

Fue una torpeza de una funcionaria de la universidad. Reconocemos esto. Pedimos disculpas a la persona que recibió esa respuesta. Me parece sí, en todo caso, una respuesta desmesurada de varios medios de comunicación (…) nos han pegado en el suelo“, acusó el rector de la casa de estudios sobre ese episodio, que también reprochó los términos usados por el vicerrector en su encuentro con alumnos de Enfermería comparando el arancel con un plan de telefonía.

Según dijo, pese a las críticas por este tipo de situaciones, aseguró que ellos están realizando todos los esfuerzos por revisar las solicitudes de los alumnos con problemas económicos.

De hecho, Maureira dijo que, en la última reunión con Odontología, Solar les reveló que cerca de 8.000 estudiantes han realizado solicitudes de esta naturaleza. No obstante, la presidenta del CEO acusa que algunos no han recibido ningún tipo de respuesta luego de una semana de espera.

Con todo, Williamson asegura que lo peor está por venir y la mayor cantidad de despidos van a comenzar a registrarse en los próximos meses. Por ello, desliza la necesidad de una eventual intervención del Gobierno con algún beneficio de “Crédito Especial Covid-19” para ayudar a los alumnos a sortear las dificultades.

Mientras tanto, insiste en que el escenario tampoco es fácil para la USS: “Rebajar la cuota en un 50% tiene un impacto económico importante para nosotros. Estamos haciendo un esfuerzo”, subrayó.