Más de un mes ha pasado desde que se le perdió el rastro a Claudia Agüero, una joven trabajadora de casa particular, quien fue vista con vida por última vez en Lagunitas, Puerto Montt, el 2 de diciembre pasado.
La mujer se dirigía a un paradero para tomar un bus que debía dejarla al otro lado de la ciudad, a pocas cuadras de donde trabajaba.
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Claudia, de 34 años, tenía que llegar ese lunes a cobrar el sueldo de noviembre, pero desapareció, encontrándose dos días después una chaqueta y un celular que corresponderían a Agüero, a 200 metros de la casa donde laboraba.
No obstante, el abogado de la familia, Sergio Coronado, aseguró que el hallazgo de ropas en Valle Volcanes, es más bien un distractor. Dichos reforzados con la decisión de la Fiscalía de sumar al equipo investigativo a una persecutora especialista en delitos violentos.
En este contexto, amigos y familiares han buscado incansablemente algún rastro de la mujer para dar con su paradero, y todos coinciden en que la joven no abandonó su hogar por decisión propia.
Marisol Ojeda, cuñada de Claudia, dijo al matinal Bienvenidos que “tenemos las hipótesis, podemos estar todo el día hablando de todas las hipótesis que podrían haber, pero si dicen que Claudia abandonó el hogar, decimos tajantemente que no”.
Asimismo, en relación al trabajo policial, aseguró que “la investigación ha sido lenta, no hay una comunicación directa con los familiares, siempre se nos tira para mañana o pasado y eso nos mantiene en incertidumbre”.
Por lo anterior, ellos mismos han intentado trabajar en ciertas diligencias para ver si consiguen algo de información al respecto. “Cuando empezamos a hacer el recorrido de ver dónde podía estar Claudia, empezamos a ver qué cámara, de qué empresa, nos podía servir. Me conseguí otra para la tarde, entonces pienso que si nosotros no nos hubiéramos hecho las gestiones, no hubiéramos tenido las cámaras, entonces la familia directa de Claudia no sabría que ella se subió a la micro”, agregó.
Silvia, la madre de Claudia, es sin duda una de las más afectadas con su desaparición, y junto con realizar un doloroso llamado para obtener detalles sobre el paradero de su hija, también reveló una conversación telefónica entre Claudia y su hermana, minutos antes de que se le perdiera el rastro.
“Quiero hablar sobre la llamada que mis hijitas se hicieron cuando ambas iban en distintas micros, porque ella (Claudia) le dijo ‘yo no quiero trabajar en esa casa, yo ya no quiero llegar a esa casa’, eso le dijo Claudia a su hermana. Mi hija mayor recuerda que eso le dijo su hermanita”, relató.
“Es una cosa terrible. Uno amanece y se acuesta pensando ‘¿dónde estará mi hijita?’, ‘¿qué estará pasando?’. Si alguien la tiene, que la devuelva por favor o si ella se fue por su voluntad, hijita querida no me hagas sufrir más, estoy mal yo“, dijo la mujer.
Cabe señalar que la semana pasada, una amiga cercana de Claudia, Marcela Zúñiga, reveló un presunto acoso que sufría la trabajadora de casa particular por parte de su jefe. Un antecedente que, de comprobarse, sus cercanos consideran clave.
“Ella me había puesto en conocimiento un grado de acoso del jefe que para ella era incómodo. Claudia me mostró cosas en su teléfono, le mandaba cosas, le decía que se veía bonita”, aseguró.
Al saber esto, ella le recomendó que se lo informara directamente a su jefa. Sin embargo, prefirió guardar silencio por miedo a que no le creyera. “Eso la tenía agobiada”, reconoció la amiga de Claudia.
Con el transcurso del tiempo, los jefes de la joven habrían comenzado a cambiar su actitud. “Claudia me decía: ‘Yo siento que ella debe saber o sospechar algo. Ya no me mira como antes’”, recordó.
Cabe señalar que el contrato de la mujer venció hace un mes. “Yo supe que la señora le dijo que la iba a tener hasta fines de diciembre. Lo que a mí me ha sorprendido es que ellos no se han acercado a nosotros y a mí me gustaría que se acerquen“, planteó sobre sus sospechas.
