A seis meses de su regreso a nuestro país, Felipe Osiadacz, uno de los chilenos condenados por homicidio culposo en Malasia, habló sobre el difícil proceso que vivió junto a Fernando Candia y entregó fuertes detalles de su estadía en prisión.

Recordemos que ambos jóvenes se vieron involucrados en un incidente en el vestíbulo de un hotel en Kuala Lumpur en agosto de 2017, el cual terminó con la muerte de un ciudadano malayo.

Felipe aseguró que en el país asiático es común que las personas del comercio sexual intimiden a extranjeros y que cuando se cruzaron con Yusaini Bin Ishak, ingresaron al hotel y subieron al ascensor.

Cuando las puertas se estaban cerrando, viene esta persona y bloquea las puertas para que no podamos subir (a la habitación); ahí se pone más agresiva, nos tira un objeto contundente, trata de tirarnos un florero, lo paramos y lo trato de sostener en el piso, y me acuerdo que se movía y se movía; le pido a mi amigo que me ayude a sostenerlo, estamos unos minutos sosteniéndolo hasta que llega la policía”, comentó a T13.

El joven aseguró que jamás pensó que el sujeto podría estar muerto y que todo se transformó en una tremenda pesadilla. “Nunca obré pensando hacerle daño a alguien. Voy a tener que vivir con eso el resto de mi vida”, señaló.

Minutos más tarde la policía les explicó que solo estarían recluidos un par de días, porque había cámaras de seguridad que podían comprobar que todo había sido un “accidente”.

Pero días después se enteraron que serían procesados por homicidio y trasladados a una cárcel de alta seguridad a 45 kilómetros de Kuala Lumpur. Nunca nadie les dijo cuánto tiempo pasarían en ese lugar.

Finalmente fueron 488 días los que estuvieron en prisión, en una celda de 30 metros cuadrados, hacinados, con altas temperaturas y humedad sobre el 70 por ciento.

No sé cómo hice para no volverme loco. Los primeros seis meses fueron aterradores. Una experiencia que no se la doy a nadie. Uno tenía que defecar en el piso, en una esquina, y después juntar agua y tirarlo para que se fuera por un conducto que se había hecho a golpes para que saliera, y si no, la gente dejaba las fecas ahí“, manifestó Osiadacz.

La falta de higiene también afectaba la alimentación. “Imagínate que te daban todos los días un pescado que te hacía salía salir ronchas negras en el cuerpo. Yo muchas veces defequé sangre por meses, me daban espasmos en el estómago por lo mismo, porque agarraba los virus que estaban en el ambiente, en las bandejas, en la misma gente que repartía las comidas“, puntualizó.

Le rogaba al universo que me llevara durante el sueño, quería dejar de vivir ese sufrimiento que estaba viviendo, tan intenso, tan fuerte, tan terrorífico, tan lamentable”, dijo, detallando que hasta que fueron declarados culpables la horca siempre estuvo presente.

Se debe recordar que el 15 de noviembre de 2018 los dos jóvenes fueron condenados por homicidio culposo -sin intención-, por lo cual recibieron la pena de dos años de cárcel; no obstante, por buena conducta y considerando el tiempo que estuvieron privados de libertad, se dio por cumplida dicha pena.

A pesar de su liberación, la fiscalía presentó una apelación a la resolución, por lo que los chilenos quedaron en libertad, pero con arraigo nacional en Malasia. Sin embargo, ambos chilenos volvieron a nuestro país: Felipe en abril y Fernando en agosto.