El pasado lunes la justicia española inició el juicio por la muerte de Gabriel Cruz, un niño de ocho años presuntamente asesinado por su madrastra, quien podría recibir la pena máxima.

Durante esta instancia, la acusada Ana Julia Quezada, reconoció haber matado al menor de edad, pero se declaró inocente ante el juez, según consigna el medio El Mundo.

“Yo sólo quería que se callara”, relató la imputada, revelando que le tapó la nariz y la boca al menor, tras una discusión. Al ver que el niño ya no respiraba, decidió enterrarlo y fingir que había desaparecido.

Pero, ¿cómo logró participar de la supuesta búsqueda del niño sin levantar sospechas? Según su declaración, se tomaba cinco pastillas de diazepam diarias para poder calmar su conciencia.

En este contexto, declaró que perdió su celular días después del crimen, no por ocultar evidencia, sino “porque iba drogada de diazepam, y no sabía dónde dejaba las cosas“.

En medio del juicio, Ana Julia reconoció que tuvo la intención de suicidarse, por lo que pensaba escribir dos cartas de despedida, una para Ángel (su pareja y padre de Gabriel) y otra para su hija. “Quería dejar a mi perrita con comida y agua suficiente, tomarme toda la medicina que tuviera y echarme en el sofá”, relató.

“Perdona mi hija, Ángel y la familia (…) Perdón. Pero todo ha sido un accidente”, gritó en la audiencia.