Durante dos años la policía buscó a Natalia Guerra, exmiembro de la Secta de Colliguay, que lideró Antares de La Luz. La mujer había sido condenada por el asesinato de su bebé en una hoguera en 2017.

Su rastro se había perdido en abril de ese año, en la localidad de San Juan de Pirque, donde cumplía arresto domiciliario. Desde ese entonces, nadie sabía sobre su paradero.

Pero, ¿cómo lo hizo para mantenerse prófuga? Tras su captura, la investigación reveló que durante ese tiempo cambiaba constantemente de domicilio, siempre en parcelas situadas en lugares secretos.

Además, usaba una identidad falsa y hacía cambios en su apariencia, dejándose crecer el cabello y tiñéndolo de diferentes colores. “Ella se mantenía oculta en su domicilio y ni siquiera salía a comprar. A su pareja ella le hacía los encargos“, detalló el jefe (s) de la BIPE Metropolitana, Juan Pablo Pardo a 24 Horas.

Sin embargo, algunos descuidos fueron claves para que los detectives lograran capturarla. Se trata de unos documentos personales que Guerra dejó olvidados en un refugio que tuvo en Calera de Tango.

El nuevo arrendatario del inmueble, halló los papeles y se los entregó a la PDI. De este modo se estableció la identidad de la pareja de Natalia y comenzó el trabajo investigativo.

“En virtud de los seguimientos, logramos dar con el domicilio donde ella se encontraba”, señaló el oficial. Además, se reveló que durante su período prófuga de la Justicia, Guerra seguía efectuando un tipo de culto.

En este contexto, la mujer hacía reuniones dos o tres veces por semana en una parcela con un grupo de entre cinco y seis personas.