Tras la postergación de una semana, finalmente la mañana de este lunes se retomó el juicio oral por el caso del profesor de Villa Alemana, Nibaldo Villegas, quien fue asesinado y descuartizado en agosto del año pasado.

En este contexto, los imputados Francisco Silva y Johanna Hernández prestaron declaraciones, e incluso, la defensa de esta última, pidió que se le absolviera de los cargos que se le imputaban, argumentado que actuó bajo la presión de su pareja.

Durante la audiencia, Johanna señaló que en el último año de su práctica laboral de técnico en enfermería, conoció a Francisco Silva. En ese entonces, reconoció que enfrentaba problemas de convivencia con Nibaldo Villegas. “Ya no estábamos haciendo vida de matrimonio. Todo lo que él decía yo me enojaba y lo que yo decía él se enojaba”, declaró.

Cuando se desempeñaba en un consultorio de Peñablanca, trabajaba junto a Silva haciendo visitas domiciliarias. “Empezamos a pasar mucho tiempo juntos. Empezamos a contarnos las cosas, los problemas que él tenía con Denise (su pareja) y yo los que tenía con Nibaldo. De a poco al final terminamos teniendo una relación paralela a nuestros matrimonios”, añadió Johanna.

Sin embargo, posteriormente terminó su romance con Silva e intentó volver con Nibaldo, pero eso no fue posible. “No seguíamos llevando mal (…) Desde que llegamos a esa casa nuestro matrimonio se fue decayendo”, señaló Johanna, quien retomó su relación con Francisco.

Agencia UNO
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Durante ese proceso de separación, le dieron la tuición de su hija Valentina al profesor, esto debido a que ella atravesaba por una depresión. “Salí de (la audiencia) llorando descompensada. Francisco sale diciendo que era una mariconada lo que había hecho este hu***. Que ese hue*** no debería existir, que en cualquier momento él lo hacía desaparecer”, relató.

Según Johanna, Francisco siempre fue violento con ella. “Yo llegué a su casa un día, me quedé con él y encontré un carta de Denise, (expareja de Silva). Le reclamé y me agarró a cachetadas, me tiró a la cama y me siguió golpeando”, describió.

Aquel día, la mujer arrancó a La Serena, pero regresó días después para pedirle disculpas. “Me había puesto tonta y más encima por haberlo dejado botado”, expresó.

“Después Francisco empezó con esto de que a Nibaldo lo iba a hacer desaparecer. Cuando lo decía yo pensaba: ‘Ya, que se desahogue’ (…) Francisco me cambió el número de teléfono tres veces, porque no le gustaba que yo tuviera contacto con Nibaldo”, declaró.

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“Él hizo un contrato de sumisa, donde él era el que decía que ropa ponerme, qué comer, con quién hablar. Manejaba mis claves de Facebook de Messenger. Y cuando no estábamos juntos, desinstalaba mi Whatsapp y lo volvía a instalar después”, agregó.

“Cualquier cosa que a él no le gustaba, eran golpizas que me llegaban. Nunca denuncié porque igual sentía que yo tenía la culpa. Me las ‘sacaba’ con mi mamá, y le decía que tenía la boca rota por comer mucho chocolate, que no me tocara la cabeza porque me dolía porque el cepillo me había tirado mucho. Andaba más abrigada para taparme los moretones…”, reveló.

Una noche, Johanna recibió un mensaje de Nibaldo, donde le señalaba que le había depositado 4 mil pesos. “Francisco me sacó el celular del bolsillo y se hizo un lado. ‘¡Mara** cul***, te estuviste encamando con el otro hue*** todo este tiempo!’, me dijo (…) Me dice que habláramos a la vuelta de la esquina en su auto. Me pregunta si yo me había ido a aquedar a Peñablanca (casa del profesor Nibaldo). Yo le dije que sí. Fueron tirones de mechas, combos, quedé con la boca toda reventada, quedé toda sangrando y mareada”, relató.

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Posteriormente se habrían dirigido al mirador de Peñablanca. “Botó todo lo que estaba manchado, se me tiró encima, abusó de mí. Me dijo que ninguna de esa palabra a nadie. que si yo le hacía una mariconada lo iba a recordar el resto de mi vida”, reconoció la mujer que prefirió mantener silencio.

Al verla con marcas en su boca, Nibaldo le insistió que denunciara a Francisco, pero ella se negó. “Si yo lo hago, puede que se lo lleven, pero va a salir. Con las reacciones que él tenía, yo tenía mucho miedo, no me daba el pellejo para denunciarlo”, finalizó sobre este tema.