Al menos veinte muertos dejó el incendio de un bus de transporte interprovincial la noche del domingo en una terminal de un populoso distrito al norte de Lima, en uno de los peores accidentes masivos registrados en la capital peruana en las últimas dos décadas.

“El incendio generó la muerte de al menos 20 personas”, indicó Lewis Mejía, oficial del Cuerpo de Bomberos, quienes fueron los primeros en llegar al terminal Fiori en el distrito limeño de San Martín de Porres.

La estación terminal Fiori operaba ilegalmente, pues había sido clausurada por las autoridades municipales en enero de 2018 debido a la venta clandestina de combustible para los vehículos de transporte público. Según los primeros reportes, el fuego se desató por un fallo eléctrico en la parte posterior del vehículo.

Varios pasajeros heridos, de cerca de una decena, pudo ser trasladado de inmediato al cercano hospital Cayetano Heredia por los servicios de atención médica de urgencias (SAMU). Según los bomberos, un número importante de víctimas murieron calcinadas en el segundo nivel del vehículo, donde quedaron atrapadas antes de poder descender por la escalera que conduce al primer nivel del ómnibus.

Transeúntes que circulaban cerca del terminal describieron escenas de pánico y gritos de terror. Defensa Civil informó en su cuenta Twitter que los “bomberos y personal de la policía extinguieron el incendio”.

Cabe señalar que este es uno de los incendios más graves y letales registrados en la capital peruana desde el 29 de diciembre de 2001, cuando un fuego en un mercado causado por el estallido de artefactos pirotécnicos mató a unas 300 personas.

El alcalde de Lima, Jorge Muñoz, acudió a los hospitales a visitar a los heridos y anunció una investigación para sancionar a los responsables. Recuperar los restos calcinados e identificar a las víctimas, actualmente es una dura tarea en lo inmediato para las autoridades y familiares.

AFP
AFP

El caos en que se desenvuelve el transporte público en Perú es uno de los principales dolores de cabeza de autoridades locales y nacionales, que se ven superadas por el problema en una megaciudad con 10 millones de habitantes.