Hay cosas que duelen en el alma cuando eres pequeño y que sin duda dejarán sus marcas, como cuando tu mascota se arranca, o el término de una estrecha relación…en especial si es con tus consolas de videojuegos.
Esta vez, y por obligación de su padre, un joven tuvo que destruir estos preciados objetos debido a las malas calificaciones que estaba obteniendo en el colegio.
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De esta tarea, no lo salvó ni el más elaborado de los argumentos a los que recurrió para convencer a su papá de que estaba cometiendo un terrible error. Para el muchacho la culpa había sido de sus profesores, a quienes nunca entendió.
Fue así como Jason tuvo que empuñar un mazo y golpear sus juguetes favoritos hasta destrozarlos. Sin duda fue toda una tortura.
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