Un tobogán ubicado en un centro de juegos para niños no era apto para adultos, pero cuando el hijo de Adele Johnson, Pete, le rogó para que se subiera, ella no le pudo decir que no.

Una vez arriba, el plástico comenzó a crujir y Adele entró en pánico pues creyó que sus 116 kilos terminarían por colapsar el juego. Finalmente logró descender sin provocar ningún daño, pero cuando el pequeño le pidió subir de nuevo, la madre de 37 años aceptó que su peso era realmente un problema.

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Adele, oriunda de Cornualles, Inglaterra, confesó que nunca quiso aceptar su peso y que por años dio vueltas en el mismo círculo sin que notara cómo iba ganando peso rápidamente. “Comía por ansiedad, y se volvió peor cuando Pete comenzó el colegio, pues solo comía porque no tenía nada más que hacer“, señaló, agregando: “También comía cuando estaba triste o enojada. Me hacía sentir mejor“, según consigna el medio inglés The Mirror.

Fue cuando comenzó a sentirse mal sobre sí misma, que se dio cuenta que tenía un problema, no obstante, su forma de escapar, paradójicamente, era la comida.

Adele Johnson | The Mirror
Adele Johnson | The Mirror

Mientras Pete se alimentaba saludablemente, ella disfrutaba de chocolates, papas fritas, y que complementaba con grandes platos de pasta. Por la noche, se satisfacía con comida para llevar. “Sabía que eso estaba mal pero ya era un hábito“, aseguró.

Adele Johnson | The Mirror
Adele Johnson | The Mirror

Adele Johnson | The Mirror

Cuando estuvo a punto de romper el tobogán, Adele decidió que debía bajar unos kilos por su hijo, por lo que se prometió a sí misma que perdería el peso que fuese necesario para volver a ese lugar en el cumpleaños número seis de su hijo.

Como no tenía dinero para asistir a un gimnasio o un centro de estética, optó por comprar una económica trotadora que instaló en el living de su casa, y que comenzó a utilizar en sus tiempos libres, tres veces al día. Al mismo tiempo, prendía el televisor para que el tiempo pasara más rápido, pues caminaba cerca de 12 kilómetros.

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Fue durante uno de estos entrenamientos que al ver un reality show donde las mujeres van a salones de belleza y pagan mucho dinero por perder peso, que se le ocurrió una idea. “Era uno de esos programas donde las mujeres son millonarias y la plata no es un problema, y van a salones de belleza donde las envuelven en papel film durante una hora y pierden centímetros en sus cinturas y muslos.

Adele creyó que era una buenísima idea, sin embargo, no tenía el dinero para hacerlo, por lo que buscó una forma casera de acercarse al mismo proceso. Y por eso, consiguió papel film y envolvió las zonas de su cuerpo que quería trabajar, principalmente la barriga.

Sabía que era loco pero quería probar y ver si eso me ayudaría a sudar más, además no había nada de malo en eso“, confesó, agregando se envolvía con diez capaz de papel y luego caminaba cerca de una hora.

Luego de probar varios días, Adele notó que definitivamente sudaba más y eso la hizo motivarse mucho más, pues “sentía” cómo eliminaba grasa. Además, comenzó a realizar actividades tan cotidianas como ir a dejar a su hijo al colegio o salir de compras, envuelta en el plástico.

Pero eso no fue lo único que hizo, sino que también comenzó a alimentarse de manera más saludable, eliminando la comida chatarra de su dieta y reemplazándola con proteínas y vegetales. Así, logró bajar más de 30 kilos en apenas ocho meses.

Adele Johnson | The Mirror
Adele Johnson | The Mirror

Cuando estaba aburrida en casa, ya no pensaba en comer chatarra, sino que se subía a la trotadora y se sentía mucho mejor que cuando comía. Además, comenzó a beber mucho más agua, producto de la sudoración, ya que se sentía a menudo deshidratada.

Adele Johnson | The Mirror
Adele Johnson | The Mirror

Finalmente, Adele pudo volver al tobogán junto a su hijo, quien ahora también puede abrazarla alrededor de su cintura, y se lanzó sin miedo.

Adele junto a Pete en el tobogan que tanto la hizo sufrir | The Mirror
Adele junto a Pete en el tobogan que tanto la hizo sufrir | The Mirror

La madre soltera sigue entrenando, aunque esta vez camina entre seis y ocho kilómetros y no los 12 de antes. “Mi plan nunca fue ser delgada y estaré feliz cuando baje unos kilos más, pero quiero ir despacio, pues creo que es la mejor forma de mantener el peso a largo plazo“, remató.

 

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