Aunque parezca increíble, la bella artista inglesa Nikki Black tenía apenas 23 años cuando la diagnosticaron de cáncer de mamas. A pesar de que no existía historia de esta enfermedad en su familia, la joven fue capaz de ver algunas señales de alerta, como relató a la revista femenina Cosmopolitan.

“Comencé a experimentar descargas desde mi pezón y mi perro comenzó a obsesionarse con mi seno izquierdo, que fue una de las cosas que finalmente me empujó a chequearme. Fui a ver a mi médico de atención primaria y aunque ni siquiera ella estaba convencida de que fuera cáncer de mamas, me envió por una mamografía”, relató Nikki a esta revista.

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Como la mamografía lucía sospechosa, le hicieron una biopsia que confirmó sus peores miedos: tenía cáncer de senos, específicamente un gran tumor de 25 centímetros cuadrados, por lo que debió operarse al mes después de su diagnóstico y posteriormente, asistir a sesiones de quimoterapia.

Nikki Black | Cosmopolitan
Nikki Black | Cosmopolitan

Para sobrevivir a este proceso, la artista recurrió a toda su creatividad: “Un par de días después del tratamiento, mis huesos se sentían como si fueran de fibra de vidrio, simplemente quebrándose una y otra vez cuando intentaba mover mis articulaciones. Mi periodo se detuvo y sufrí ‘bochornos’. Mi cuerpo era un lugar incómodo para estar”, relató.

A través del dibujo en su propio cuerpo y el maquillaje, encontró una vía de escape para expresarse. Pero cuando al fin se libró de la quimoterapia, esta joven no quiso volver a reconstruirse o tatuarse sus pezones perdidos en la cirugía.

Nikki Black | Cosmopolitan
Nikki Black | Cosmopolitan

“Quería ponerme algo realmente simbólico y con significado. Algunas mujeres aman sus pezones, pero para mí son sólo una parte del cuerpo. Perderlos no significaba perderlo a mí misma, así que no sentía necesidad de reemplazarlos”, explicó.

Nikki optó por tatuarse unos increíbles tatuajes florales, como una forma de “tomar el control de mi cuerpo de vuelta. No quería el cuerpo que tenía antes del cáncer, pero quería que este cuerpo fuera mío. Tantas personas pusieron sus marcas en él, que quería reclamarlo de regreso”, detalló.

Nikki Black | Cosmopolitan
Nikki Black | Cosmopolitan

Decidió hacerse un pez nadando entre las flores, ya que ella es piscis y su madre también tiene un pez tatuado en su espalda. Además, la joven criticó la “sexualización” del cáncer de senos: “Es una enfermedad extremadamente sexualidad. Tenía tipos preguntándome qué tamaño de senos me pondría y diciéndome qué extrañarían de mis senos”, explicó.

“Alguien me dijo que probablemente podría hacer porno fetiche tras recuperarme. Las frases para despertar conciencia de este mes son ‘salva la segunda base’ o ‘cuida las pechugotas’ ¿Pero qué ocurre con la mujer? ¿Por qué no simplemente las salvamos a ellas?”, es su duda. Rápidamente, las imágenes se volvieron virales junto a su historia.

Nikki Black | Cosmopolitan
Nikki Black | Cosmopolitan

“Sacar a la luz estas fotos me hizo sentir como si estyo de regreso en el asiento del conductor de mi vida”, concluyó. Puedes ver las fotos de su transformación a continuación:

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