En nuestra sociedad, es tristemente común que la gente apunte con el dedo a quienes suben de peso en exceso, sin jamás cuestionarse la historia que existe detrás de este cambio. Es el caso de la profesora nuevoyorquina, Michelle Stiglitz, quien luchó toda su vida contra los kilos demás.

Como confesó en la revista femenina Women’s Day, sus compañeros se la pasaron molestándola durante la infancia por ser la “gordita” del curso. No fue hasta que comenzó a perder el pelo que decidió ir al médico, donde le diagnosticaron Síndrome del Ovario Poliquístico.

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Esta condición hormonal la llevó a sufrir resistencia a la insulina, lo cual volvía una odisea lograr perder peso. Por más que le daban medicamentos y pastillas de dieta, nada ayudaba. “Parecía que cada vez que comía carbohidratos, mi peso volvía”, detalló a este medio estadounidense.

Woman's Day
Woman’s Day

Hasta que en 2006, “comencé a trabajar con un entrenador personal y a seguir un plan dietético de una nutricionista. A través de dieta estricta y dos horas de ejercicio al día, perdí 54 kilos en un año. Pero no tenía vida. Mi día completo giraba enterno al ejercicio y la comida. Tenía miedo de salir con mis amigos porque estaría tentada de comer un plato normal”, explicó Michelle.

El problema es que cada vez que consumía algo que no fueran vegetales o proteínas, el peso regresaba, y si estaba pasando por periodos de ansiedad o depresión, el problema empeoraba. Fue así como “en 2013, oficialmente volví a subir esos 54 kilos”.

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Michelle sentía que había perdido la batalla, así que tuvo que tomar una difícil decisión: ponerse una banda gástrica. “No quería ser etiquetada como alguien que buscaba la salida fácil. Había trabajado tan duro toda mi vida, que no quería que ese esfuerzo fuera ignorado”, detalla la profesora de Staten Island.

Finalmente, entre recomendaciones de médicos y de otras personas que habían pasado por el mismo proceso, Michelle decidió hacerse la cirugía, ya que “la operación de banda gástrica no es la salida fácil (…) es una herramienta, no un milagro”, enfatizó.

Michelle Stiglitz | Facebook
Michelle Stiglitz | Facebook

Después de eso fue más fácil recuperar su vida, “descubrí que podía comer una variedad de comidas, mientras fuera una porción saludable”, agrega. Ahora, se dedica a correr maratones y entre entrenamiento y otras disciplinas, ha perdido 60 kilos.

“Ahora realmente me emociona comprar ropa. No tengo miedo de salir por cómo luzco. Solía odiar las citas y pensaba que tendría que conformarme con cualquiera, pero ahora ya no me siento de esa forma. Creo que el cambio más importante es que me acepto a mí misma”, explica la orgillosa mujer, a quien ya no le molesta el exceso de piel en sus brazos y piernas, ya que se siente feliz.