Según estudio japonés: las canas serían parte de un mecanismo de defensa contra el cáncer
Durante años, las canas se han asociado casi exclusivamente al envejecimiento. Sin embargo, una investigación reciente plantea una mirada distinta El cabello gris también podría ser una señal visible de un mecanismo de defensa del organismo frente al daño genético relacionado con el cáncer.
El estudio fue liderado por científicos de la Universidad de Tokio y publicado en la revista Nature Cell Biology. Según sus conclusiones, los mismos procesos que dañan el ADN y aumentan el riesgo de tumores pueden activar una respuesta protectora que detiene la producción de melanina en el pelo, provocando la aparición de canas.
La investigación se enfocó en las células madre de melanocitos, responsables de producir la melanina que da color al cabello y la piel. En condiciones normales, estas células se activan en cada ciclo capilar, se dividen y generan melanocitos maduros que pigmentan el pelo.
Con el paso del tiempo, esta capacidad disminuye. Pero lo novedoso del estudio es que este proceso no siempre responde solo al desgaste natural, sino que también puede activarse como una estrategia de protección frente al daño genético.
Los científicos observaron que ciertos tipos de daño en el ADN, como el provocado por radiación ionizante, obligan a estas células madre a entrar en un estado irreversible de maduración, perdiendo su capacidad de seguir dividiéndose.
El resultado visible es el cabello gris, pero se reduce la posibilidad de que mutaciones peligrosas se propaguen y deriven en tumores.
El trabajo experimental se desarrolló durante ocho años en modelos animales, bajo la dirección de la profesora Emi Nishimura y el profesor asistente Yasuaki Mohri. El equipo utilizó técnicas de rastreo celular y análisis genético para seguir el destino de células individuales sometidas a distintos tipos de estrés.
No todo daño al ADN activa la defensa
Uno de los hallazgos más llamativos fue que no todo daño en el ADN activa este freno natural. Cuando la agresión provino de ciertos carcinógenos químicos o de radiación ultravioleta B, las células madre conservaron su capacidad de dividirse y producir pigmento, manteniendo el color del cabello.
A largo plazo, este “beneficio estético” tuvo un costo: la replicación de ADN dañado aumentó el riesgo de cáncer, como el melanoma.
Según Nishimura, “la misma población de células madre puede tomar caminos opuestos, agotarse o expandirse, según el tipo de daño y las señales del entorno”, lo que obliga a repensar la relación entre envejecimiento y cáncer.
¿Tener canas protege contra el cáncer? Esto dicen los investigadores
Los autores aclaran que tener canas no significa estar protegido contra el cáncer. El encanecimiento refleja la activación de un mecanismo defensivo, no una garantía absoluta. Aun así, el hallazgo sugiere que el cuerpo cuenta con sistemas de control que, cuando funcionan correctamente, limitan la proliferación de células dañadas.
Desde esta perspectiva, las canas dejan de ser solo un signo estético y pasan a entenderse como la huella visible de una batalla microscópica en la que el organismo prioriza la seguridad genética por sobre la pigmentación.