¿Qué es la dismorfia corporal? El trastorno obsesivo-compulsivo que afecta a Ignacia Michelson
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La participante de Mundos Opuestos, Ignacia Michelson, confesó padecer de bulimia y anorexia, derivadas de una dismorfia corporal. Expertos explican que el Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) es una condición patológica que genera una preocupación excesiva por la apariencia física, llevando a ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas. Señales de este trastorno incluyen una autopercepción distorsionada, y el tratamiento puede incluir terapias como EMDR y apoyo familiar. Es importante comprender que el TDC no es superficial, sino un problema de salud mental que requiere atención especializada y comprensión.
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Hace unas semanas, la participante de Mundos Opuestos, Ignacia Michelson, sorprendió a sus compañeros de equipo revelando que sufre de trastornos alimenticios, fomentados por una dismorfia corporal.
“Yo tengo bulimia. Siento que es una enfermedad que uno siempre tiene, porque aunque no vomite, siempre estoy pendiente del peso, de no comer”, reveló la chica reality, y se quebró.
“He tenido bulimia y anorexia, de chica fui muy gordita, y le tengo miedo a eso. A veces tengo que repetirme a mí misma que el pantalón me queda bien”, dijo entre lágrimas.
En esa misma línea, precisó que “quiero verme como debería estar viéndome, pero no puedo, y luchar con tu cabeza es lo más difícil. Es una lucha conmigo misma”, confesó, llorando.
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Pero, ¿qué es la dismorfia corporal?
En conversación con Página7, el psicólogo clínico, Julio César Carrasco, explica que el Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) se clasifica dentro del espectro obsesivo-compulsivo, aunque comparte características con otros trastornos como los de ansiedad y los relacionados con el trauma.
En esencia, es una condición patológica en la que la persona experimenta una preocupación intrusiva y disfuncional sobre uno o más aspectos de su apariencia física.
“Esta preocupación se distingue de una inquietud estética normal por su intensidad, frecuencia y el impacto significativo que tiene en la vida del individuo”, detalla el experto.
Alguien con dismorfia corporal reconoce que su preocupación es excesiva e irracional, pero se siente incapaz de controlarla.
Según el psicólogo, esta obsesión genera una angustia significativa, que puede manifestarse en ansiedad intensa, depresión, aislamiento social e incluso ideación suicida.
“Es importante comprender que el TDC no es una cuestión de vanidad o superficialidad. Se trata de un problema de salud mental con bases neurobiológicas y psicológicas”, explica Carrasco.
¿Cuáles son las señales que podrían indicar que una persona lo padece?
El psicólogo clínico, Julio César Carrasco, asegura que existen varias señales clave que pueden indicar la presencia de TDC:
Preocupación obsesiva y desproporcionada por algún defecto físico percibido (real o imaginado), que puede consumir horas al día.
Conductas compulsivas relacionadas con la imagen, como:
Revisarse constantemente en espejos o reflejos.
Pellizcarse la piel, medirse o pesarse repetidamente.
Evitar espejos o fotografías.
Camuflaje del defecto percibido, usando ropa, maquillaje, sombreros o posturas corporales específicas.
Búsqueda constante de aprobación, preguntando a otros si notan el defecto o si se ve mal.
Comparación excesiva con otras personas, especialmente en redes sociales.
Búsqueda de procedimientos estéticos de forma repetida, sin satisfacción duradera.
Malestar emocional intenso, que puede manifestarse como ansiedad, vergüenza, tristeza o irritabilidad.
Deterioro en el funcionamiento diario, como evitar salir de casa, faltar al trabajo o aislarse socialmente.
Creencia rígida y errónea sobre la gravedad del defecto, pese a que los demás no lo noten o lo consideren irrelevante.
¿Cómo se puede ayudar a alguien que vive con este trastorno?
El psicólogo experto en traumas, menciona que el Trastorno Dismórfico Corporal puede estar vinculado a traumas tempranos como bullying, burlas o rechazo por la apariencia, lo que afecta la autopercepción y genera una imagen corporal distorsionada.
En estos casos, la terapia EMDR, que se centra en el procesamiento de información que puede estar bloqueada en el cerebro debido a un evento traumático, puede ser útil para reprocesar recuerdos dolorosos y reducir la angustia relacionada con la imagen.
Es clave que dicho tratamiento lo realicen profesionales capacitados.
Además, el apoyo familiar también es fundamental: comprender el trastorno, evitar juicios y acompañar el proceso terapéutico puede marcar una gran diferencia en la recuperación.