Marihuana bajo la lupa: estudio alerta por alza de infartos, ACV y adicción en consumidores jóvenes
Una amplia investigación internacional reveló que consumir marihuana eleva significativamente el riesgo de problemas cardiovasculares.
El análisis, que revisó datos de más de 200 millones de personas entre 19 y 59 años, concluyó que los usuarios de cannabis presentan un 29% más de riesgo de infarto y un 20% más de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) en comparación con quienes no la consumen.
Además, la probabilidad de morir por causas cardíacas se duplica entre los consumidores. Los resultados provienen de un metanálisis de 24 estudios realizado entre 2016 y 2023 en países como Estados Unidos, Francia, Australia, Canadá, Egipto y Suecia.
Los expertos destacaron que muchos pacientes hospitalizados eran jóvenes y sin antecedentes médicos relacionados, lo que refuerza la alerta sobre los efectos del cannabis en la salud del corazón.
Expertos advierten sobre los efectos del THC y el humo
Los investigadores señalaron que gran parte del daño podría deberse al humo del cannabis, similar al del tabaco, que daña los vasos sanguíneos y aumenta la coagulación.
También advirtieron sobre el tetrahidrocannabinol (THC), principal compuesto psicoactivo de la marihuana, que acelera la frecuencia cardíaca, provoca vasoconstricción y genera estrés oxidativo, condiciones que pueden empeorar patologías preexistentes o desencadenar nuevas.
No solo fumar genera estos efectos, ya que los comestibles con THC también reducen la función vascular, incluso más que fumar, lo que amplía la preocupación.
Además, los expertos subrayaron que la marihuana actual es mucho más potente que décadas atrás, con concentraciones de THC que llegan hasta el 99% en algunos productos, lo cual eleva los riesgos de adicción, psicosis y otras complicaciones.
Frente a estos hallazgos, los autores recomendaron que el consumo de cannabis se incluya en las evaluaciones clínicas como un factor de riesgo cardiovascular.
También instaron a fortalecer las advertencias sanitarias y la regulación, al igual que se hace con el tabaco, para informar de forma clara sobre los posibles daños asociados al uso de esta sustancia.