El secreto del éxito detrás de “El Rey de las Micheladas”: logró 21 aperturas en menos de un año
Lo que comenzó como una pequeña picada de barrio en Recoleta en 2024, hoy es una de las historias de emprendimiento más aplaudidas y exitosas del mundo gastronómico. Hablamos de la cadena de restobares “El Rey de las Micheladas”, liderada por Ignacio Orellana, un joven de tan solo 28 que junto a y su socio Marco Lorca, pasó de administrar un pequeño local de precios accesibles a 21 sucursales repartidas por la capital en menos de un año.
La marca nació en Pío Nono 105, en Recoleta, con un espacio reducido, pero con un objetivo claro: ofrecer micheladas de alta calidad a bajo costo, con la experiencia de una atención cercana, casi familiar.
En silencio, sin campañas rimbombantes ni inversión millonaria, comenzaron a ganar terreno gracias al boca a boca, el mismo que en cuestión de meses los obligó a abrir un segundo local justo al frente del primero. Y es que la demanda que no paraba de crecer.
En conversación con BioBioChile, el joven emprendedor confesó que hubo un día que les hizo entender que el éxito era real y había que actuar rápido.
“Abrimos y tocó una lluvia torrencial pero a cagar, y con una fila gigante de clientes. Nosotros dijimos: si la gente está haciendo esta fila con lluvia, es porque esto de verdad pegó y tenemos que aprovechar el momento”, recordó.
Y lo aprovecharon. Hoy, “El Rey de las Micheladas” tiene locales en comunas como Maipú, Providencia, Ñuñoa, San Bernardo y San Miguel, además de un punto estratégico en Mall Plaza Tobalaba, todos cerca de un metro porque, tal como indicó Ignacio, su idea siempre fue estar donde están los clientes.

La receta del éxito de “El Rey de las Micheladas”
Ignacio y Marco no solo entendieron rápido el negocio, también entendieron los tiempos. Parte de su estrategia fue no empezar desde cero, sino buscar locales que ya estuvieran equipados con cocina, barra y permisos avanzados, lo que les permitió acelerar aperturas y bajar costos.
“Si sacáramos patente desde cero, nos demoraríamos dos años”, explicó el empresario, revelando que el modelo consiste en abrir cerca de un metro, con infraestructura ya armada y una inversión inteligente.
Sumado a esto, si hay algo que distingue a la cadena, no son solo las micheladas, también está su amplia comunidad que construyeron en Instagram.
Y es que en vez de limitarse a publicar una carta como cualquier restobar, apostaron por escuchar, responder, conversar y hacer que el público se sintiera parte del proyecto.
“Queremos que el cliente se sienta identificado. La idea es estar siempre escuchándolo y dándole lo mejor que podemos, al mejor precio”, manifestó Ignacio.
Esa cercanía digital fue también la que definió la expansión territorial. Los mismos clientes de Maipú y San Bernardo les pedían en redes que abrieran en sus comunas, cansados de tener que viajar hasta Barrio Bellavista para disfrutar el producto estrella.
Un legado familiar
Antes de ser el “Rey”, Ignacio fue vendedor, garzón, cajero y aprendiz del comercio en el puesto de su familia en La Vega, una escuela de rigor que, según indicó, le enseñó a negociar, a comprar bien y a tratar con personas. Ahí también nació la sanguchería “Donde el Nano”, el local que su padre Gabriel Orellana abrió en 2014 y que se convirtió en su primer universo de aprendizaje.
Gabriel falleció en 2020, y su legado quedó en la memoria de trabajo duro que marcó a Ignacio desde su infancia. “En la sanguchería XL aprendí a comprar ingredientes, a ser garzón y cajero. Todo eso me dio experiencia”, reveló.
Hoy, para Ignacio manejar 21 locales no es sencillo, y por lo mismo admite que ha tenido que aprender sobre la marcha a gestionar compras, logística y administración a gran escala.
Pero también admite que sin las enseñanzas de su padre y el apoyo incondicional de su mamá, Marcela Gutiérrez, nada habría sido posible.
“Cuando mi padre murió, a mi mamá la echaron de su pega, entonces se fue a trabajar conmigo. Para mí, mi vieja es todo. El éxito es compartidísimo con mi madre”, recalcó.
Así, mientras saca cuentas alegres, ya piensa en el próximo paso: llevar “El Rey de las Micheladas” fuera de Chile, replicando el modelo en otros países y soñando, como siempre, a lo grande.