Sociedad

Arcoíris: así era la comunidad ecológica de San José de Maipo que enterró a un lactante en secreto

Comunidad Arcoiris cajon del maipo lactante
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A principios de febrero, gracias al reporte de un tercero, la PDI encontró el cadáver de un lactante de solo un mes, enterrado ilegalmente en una comunidad ecológica de San José de Maipo. La investigación sigue avanzando, pero hasta ahora ha revelado cómo este grupo, por el cual pasó Antares de la Luz, vivió durante 14 años bajo sus propias reglas.

Rodrigo Silva (59) decidió aislarse y cambiar su estilo de vida en 2009. Ahí conoció al grupo Arcoíris, con quienes armó una comunidad autosustentable que se instaló en un lugar que llamaron Refugio del Guerrero.

Ahí, a 8 kilómetros de la Plaza de San José de Maipo, llegó el mes pasado un operativo policial de 10 personas en búsqueda del cuerpo del bebé. Según consignó La Tercera, el equipo de la policía encontró un terreno rural en el fundo El Toyo, con diferentes construcciones artesanales y carteles hechos a mano, que señalaban caminos, huertos, invernaderos y el lugar donde estaban las carpas.

[lee-tambien]https://www.pagina7.cl/notas/actualidad/2023/02/09/hallan-cuerpo-recien-nacido-san-jose-de-maipo-fue-enterrado-presunta-comunidad-ecologica.shtml[/lee-tambien]

Dos jornadas de excavación fueron necesarias para dar con los restos óseos, enterrados a 90 centímetros bajo tierra. Además, había hojas de coca, piedras de cuarzo, palo santo y un collar de lana. El recién nacido había alcanzado a vivir 40 días.

Hoy la investigación la tiene la Fiscalía Sur de la RM. Hasta ahora, 14 personas han prestado declaración, pero la causa aún se encuentra abierta por dos delitos: parricidio por omisión e inhumación ilegal.

Lo más complejo es investigar con tan poca evidencia. El cuerpo del lactante llevaba tanto tiempo enterrado que solo quedaban huesos. Además, el niño nunca fue inscrito en el Registro Civil. Por todas las diligencias que faltan, es imposible formalizar a nadie.

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Así funcionaba la Comunidad Arcoíris: Antares de la Luz pasó por ahí

Para entrar a este grupo, sus miembros definieron cuatro acuerdos que se debían respetar: “Honrar tu palabra, no tomar nada en forma personal, nunca suponer y dar lo mejor de sí siempre”.

Según declaraciones de los mismos participantes, consumir alcohol estaba prohibido, así como también ciertos tipos de drogas, salvo que fueran las que cultivaban ellos mismos para el uso diario. Esas se consideraban como medicina ancestral: marihuana, hongos, San Pedro y DMT, otra sustancia psicoactiva.

Un punto que llama particularmente la atención respecto al origen de esta comunidad es que, entre sus fundadores, estuvo Ramón Castillo, más conocido como Antares de la Luz, el polémico líder de la secta Colliguay, en la que quemaron vivo a un bebé recién nacido por considerar que era el anticristo.

Antes de que Castillo saliera del país y terminara suicidándose en el Cusco a sus 35 años, dicen que llegó a vivir a El Toyo en busca de personas para componer su secta. Sin embargo, al poco tiempo empezó a tener problemas y fue expulsado.

“Antares de la Luz pasó por aquí y conversó con nosotros, pero vimos que era una persona totalmente dictatorial y quería poco menos que denigrar a las hermanas que estaban ahí”, comentó Milton Pérez, un miembro de Arcoíris que lo conoció por esos años.

El reportaje detalla que, hasta el año 2021, cualquiera podía sumarse al Refugio del Guerrero-Comunidad Arcoíris. Sus miembros habilitaron una página de Facebook donde mostraban sus actividades y pedían colaboraciones. El número de personas podía variar entre 10 y 40, y sus edades también eran muy variadas (de 6 meses hasta 77 años).

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Leufú: el bebé cuyo cuerpo fue encontrado bajo tierra en San José de Maipo

Rodrigo Silva destacó que la pandemia restringió el ingreso de nuevas personas a la comunidad. Sin embargo, en agosto de 2021, llegó a vivir ahí una nueva pareja. Loba (38) y Auca (23), quienes esperaban un hijo en común, aunque ella ya tenía otro niño de 6 años.

“Este nacimiento sería todo un acontecimiento, porque iba a ser el primer niño que nacería en la comunidad desde su creación”, recordó Silva.

“Según lo que sé, Loba nunca fue a algún control médico tradicional. Solo se regía por lo que ella sentía en su cuerpo”, declaró la testigo Katherine Aránguiz, terapeuta ocupacional, apodada ‘Ko’, que ejercía como coordinadora de Arcoíris.

Las declaraciones de los testigos coinciden en que el 3 de febrero de 2022 nació un niño y lo llamaron Leufú. El parto se realizó en el mismo fundo El Toyo. Ahí estuvieron el padre del bebé, la hermana de Loba, los líderes Gogy y Ko, además de una partera apodada ‘Costa’, quien llegó pocos días antes para asistir a la madre.

Con solo una semana de vida, Rodrigo Silva recordó que era evidente su problema de salud. “Vi el color de esa guagua y les dije a los padres que algo le pasaba. Estaba amarillenta, la tenían acostada en una caja de cartón que era como su cuna. No hablaba, no lloraba, no hacía nada”, indicó.

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Negligencia habría acabado con la vida del lactante

Según contó la misma fuente a La Tercera, los padres del lactante nunca quisieron prestarle asistencia médica.

Katherine Aránguiz relató que en los días de vida 38 y 39 de Leufú, Loba y Auca le comentaron que el bebé había pasado mala noche y que pensaban que podrían ser cólicos. El último día antes de su muerte, ella confesó que también notó la coloración amarillenta del pequeño.

“Debido a las creencias, nunca estuvo dentro de sus planes llevarlo a un médico tradicional. Sin embargo, sí se evaluó la opción de que lo viera un machi o un médico antroposófico, hechos que no fue posible concretar. No obstante, tanto los padres de Leufú como yo y mi pareja activamos nuestros canales de comunicación y consultamos a familiares y especialistas de la salud”, dice el testimonio de ‘Ko’.

La noche del 14 de abril de 2022, Aránguiz sostuvo que le comunicaron la muerte de Leufú. “El día 15 de abril, los padres tomaron la decisión, de acuerdo a sus creencias, de enterrarlo en la comunidad y sin dar cuenta a alguna autoridad, ya que ninguna organización estatal está dentro de sus creencias”, añadió.

En el entierro participó solo la familia cercana que formaba parte de la comunidad. Según lo que indica el expediente, lo enterraron al atardecer en el huerto llamado ‘La ballena’, donde pusieron hojas, flores y semillas antes de posicionarlo bajo tierra.

En ese momento, la familia Arcoíris llegó al acuerdo de que aquello sería un secreto, y se resguardaría al máximo posible la información.

A partir de ahí, la comunidad se quebró. Muchos se fueron de San José, y actualmente no quedan más de 5 personas.