¿Has escuchado la frase “no pain no gain”, sin dolor no hay ganancia? Se utiliza mucho en el ámbito del entrenamiento físico, pero esta filosofía puede ser peligrosa.

Cuando hacemos ejercicios hay “dolores buenos”, pero una constante molestia no significa que estemos haciendo las cosas bien.

Nacho Martínez, doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y profesor de la Universidad de Valencia, explicó a El País que el ejercicio físico nunca debe ser doloroso.

“En caso de serlo estaríamos ante una llamada de atención que siempre hay que escuchar, tanto si eres principiante como atleta de élite”, afirmó.

Aquí entramos a aclarar los llamados “dolores buenos”, que en realidad no es dolor sino que fatiga.

Cuando se realiza una rutina de ejercicios por primera vez vas a sentir sí o sí una molestia o ardor muscular.

Martínez señala que esto es normal y, pese a que a veces se siente insoportable, es solo fatiga y el resultado de no haber trabajado antes tu cuerpo.

Ahora bien, los “dolores malos” son aquellos que sentimos cuando nos sobreexigimos, por ejemplo, levantando mancuernas mucho más pesadas de lo nuestro cuerpo puede soportar.

Se trata de un aviso de que las fibras musculares o una articulación está al límite y si no detenemos el ejercicio “aumenta el riesgo de sufrir una lesión aguda o agravar una ya existente”, indicó el experto.

¿Cómo los diferenciamos?

El doctor Martínez indicó que estos dolores son fáciles de diferenciar. Primero, porque el “dolor bueno” es progresivo, es decir, va de menos a más. La primera sentadilla no genera casi ninguna molestia, pero la número 20 bastante.

El “dolor malo”, en tanto, comienza de inmediato, al primer ejercicio. Por ejemplo, tomas una mancuerna de un peso excesivo y el dolor es notorio al instante.

Lo peligroso aquí es que si traspasas el límite, puedes llegar a sufrir desde un tirón hasta una rotura muscular, según consignó el portal BioBioChile.

Por último, otra señal de que estás sufriendo un “dolor malo” es que este es localizado, agudo e incisivo, el de la fatiga es más fácil sobrellevarlo.