Según cifras de 2018, proporcionadas por el Ministerio de Salud, Chile registra el mayor consumo de tabaco en América, tanto en jóvenes como en adultos.

Son cerca de 45 personas las que mueren a diario a causa del tabaquismo, y de acuerdo a la cartera, un 18% de todas las muertes producidas en el país pueden ser atribuibles al consumo de cigarro, siendo responsable de más de 20 mil infartos e internaciones por enfermedades cardíacas.

Entre los efectos nocivos del consumo de cigarrillo está el cáncer, enfermedades cardíacas, enfermedades de las encías, asma y otras afecciones pulmonares crónicas y diabetes tipo 2, así como complicaciones graves de la diabetes.

Como si fuera poco, las personas que padecen algún tipo de trastorno mental como depresión y/o ansiedad, tiene más probabilidades de fumar que la población en general. Muchas de ellas creen que es una correcta forma de afrontar un cuadro de estrés, sin embargo, jamás será un tratamiento válido para ninguna afección de salud mental.

Se dice que 7 de cada 10 personas que se reconocen como fumadoras, quieren dejar este vicio, no obstante, tomar la decisión y mantenerla en el tiempo, resulta bastante complejo para muchos.

Según un informe de la revista Addiction, citado por el portal especializado Psychology Today, a nivel mundial son mil millones de personas las adictas a la nicotina, y anualmente a nivel mundial el 11% de las muertes en hombres y el 6% de las muertes en mujeres, están relacionadas con el consumo de tabaco.

La misma publicación asegura que fumar es uno de los hábitos más difíciles de dejar, y en ese sentido, uno de los últimos hallazgos de la neurociencia puede ofrecer claves que harán este desafío más fácil.

Dos estudios neurocientíficos separados, identificaron regiones cerebrales específicas que dificultan que algunas personas logren dejar de fumar. Estas regiones son el núcleo interpeduncular y la ínsula.

Uno de ellos, realizado en 2013 por la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts, identificó un grupo aislado de neuronas dentro del núcleo interpeduncular que desencadenan el estrés y la ansiedad durante la abstinencia de nicotina.

El líder del estudio, Andrew Tapper, junto a sus colegas, trabajaron con ratones de laboratorio a los que volvieron adictos a la nicotina, y cuando se las quitaron, los animales reaccionaron con temblores y comenzaron a rascarse incontrolablemente.

En esta línea, cuando los investigadores activaron artificialmente esas mismas neuronas que desencadenan el estrés, con luz usando la técnica optogenética, los animales mostraron comportamientos que imitaban la abstinencia de nicotina, aun cuando el animal no se estaba retirando de la nicotina. Por el contrario, los tratamientos con luz que redujeron la actividad en esas neuronas aliviaron los síntomas de la abstinencia de nicotina.

Fumar es muy frecuente en personas con otros trastornos por uso de sustancias, lo que sugiere una interacción potencial entre la nicotina y otras drogas de abuso. Además, las mutaciones naturales en los genes que codifican las subunidades del receptor nicotínico, que se encuentran en el núcleo interpeduncular, se han asociado con la dependencia de drogas y alcohol”.

Otro estudio, realizado como seguimiento sobre esta investigación, y que fue publicado en abril de 2015, Tapper y sus colegas se asociaron con el Instituto de Investigación Scripps para ampliar sus hallazgos iniciales, es decir, que el núcleo interpeduncular desencadena la ansiedad durante la abstinencia de nicotina.

La investigación dio como resultado varios descubrimientos sobre mecanismos cerebrales interconectados que inducen ansiedad durante la abstinencia de nicotina y posibles formas de descarrilar estos mecanismos para tratar, o incluso prevenir, la ansiedad causada por la abstinencia de nicotina.

“Ya hay medicamentos que bloquean el receptor de CRF que contribuye a la activación de estas neuronas inductoras de ansiedad. Estos receptores se han relacionado previamente con la ansiedad y la depresión, por lo que nuestros hallazgos también pueden tener implicaciones para los trastornos de ansiedad en general”, aseguró Tapper.

Una investigación reciente de la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, EEUU) determinó que los fumadores que pueden dejar de fumar, en realidad, podrían estar preparados para el éxito en otras áreas de sus vidas. “El aumento de la conectividad funcional en una red basada en el aislamiento, está asociado con mejores resultados para dejar de fumar“, se lee en el análisis publicado en la revista Neuropsychopharmacology.

Los neurocientíficos de Duke descubrieron que las personas que podían dejar los cigarrillos mostraban una mayor conectividad entre la ínsula y la corteza somatosensorial que controla nuestro sentido del tacto y el control motor. Esto aumentó la conectividad entre los fumadores que dejaron de fumar con éxito en comparación con los que lo intentaron y fracasaron.

La doctora Merideth Addicott, profesora asistente de Duke y autora principal del estudio, señaló en un comunicado de prensa: “En pocas palabras, la ínsula está enviando mensajes a otras partes del cerebro que luego toman la decisión de levantar un cigarrillo o no.”

La ínsula está activa cuando los fumadores desean los cigarrillos y se enciende a partir de las imágenes cerebrales que generan las personas cuando piensan en fumar. Otros estudios encontraron que los fumadores que sufren daños en la ínsula pueden perder espontáneamente los antojos de nicotina o el deseo de fumar cigarrillos.

Esto quiere decir que, probablemente en el futuro, podrían desarrollarse productos farmacológicos que se dirijan a regiones cerebrales específicas para minimizar el impacto negativo de la abstinencia de nicotina y el poder de los antojos.

La atención plena, la meditación y la neurofeedback también son opciones de tratamiento que podrían ajustarse para modular la actividad cerebral.

Joseph McClernon, de Duke, concluyó: “Si podemos aumentar la conectividad en los fumadores para que se parezcan más a los que dejaron de fumar con éxito, sería una buena forma de comenzar. También necesitamos más investigación para comprender de qué se trata exactamente una mayor conectividad entre estas regiones que aumenta las posibilidades de éxito”.