Las hojas de piña sirven para fabricar bolsos y chaquetas, el cuero se curte con un agente natural procedente de olivos mediterráneos y las zapatillas deportivas se confeccionan con botellas de plástico: la revolución de la moda ecológica ya está aquí.
Marginal hace apenas unos años, la moda ecorresponsable se impone a un ritmo vertiginoso, promovida tanto por jóvenes diseñadores como por grandes marcas de lujo.
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“Hace cinco años, teníamos una imagen muy retrógrada, un poco como los hippies de la ropa”, dice Marina Coutelan, responsable del proyecto moda de Premiére vision, un salón sobre que se celebra estos días en Villepinte, cerca de París, y que este año consagra un espacio a las innovaciones ecorresponsables.
“Con la llegada de toda la generación de milenials, que nacieron con esta conciencia, se ven productos tendencia concebidos con materiales responsables“, explica a la AFP.
Como una chaqueta estilo Chanel expuesta en el salón, confeccionada con lana y bolsas de plástico, y diseñada por Botter, un dúo holandés que acaba de ser nombrado a la cabeza de la dirección artística de Nina Ricci.
“La moda sostenible es algo de lo que se había oído hablar: ahora se puede ver“, afirma Lise Herrebrugh, de 28 años, quien junto a su socio Rushemy Botter, de 32 años, fabrica sombreros, bufandas y chaquetas a partir de bolsas y botellas de plástico recicladas, una manera de luchar contra la contaminación en los océanos.
Presentes en el salón, las zapatillas deportivas Adidas Parley, hechas con plástico reciclado, tuvieron un gran éxito con la venta de un millón de ejemplares desde 2015, subraya Marina Coutelan.
Punto de cuero
Las maneras de confeccionar ropa sostenible son múltiples: la diseñadora francesa Marine Serre, de 26 años, laureada con el prestigioso premio de LVMH para jóvenes diseñadores, propone un top en poliamida reciclada y una falda con pañuelos recuperados para un estilo femenino y ultramoderno. La británica Bethany Williams, de 19 años, decora un traje pantalón con retazos de papel de periódico.
La canadiense Marie-Eve Lecavalier, de 30 años, ganadora del premio Chloé, inventó un tejido de punto de cuero con motivos entrelazados. Esta técnica permite utilizar los jirones del cuero que recupera en las fábricas o de las pieles dañadas que desechan las marcas de lujo.
“Es mucho trabajo, pero aquí está el resultado (…) En América del Norte, la gente gasta y malgasta enormemente. Hay que encontrar soluciones“, declara a la AFP.
La empresa británica Ananas Anam recurre a la Piñatex, una alternativa al cuero a base de fibras de hojas de piña. El grupo trabaja con cooperativas basadas en Filipinas, a las que compra las fibras de las piñas cosechadas.
Esta materia ya ha inspirado a marcas como Hugo Boss para confeccionar zapatillas deportivas y a Lancel para bolsos.
“Irreversible”
La empresa Wet Green desarrolló la línea Olivenleder, con cueros curtidos con fibra de aceituna, con la ayuda de agentes vegetales patentados. Este agente “hasta se puede comer”, bromea Thomas Lamparter, representante de este grupo alemán que trabaja con productores de aceitunas mediterráneas.
Según Marina Coutelan, las firmas de lujo están empujando a la industria -la segunda más contaminante del mundo detrás del petróleo- en la buena dirección. Por ejemplo, cita al grupo francés Kering (Gucci, Saint Laurent, Balenciaga, etc.) “que redujo su impacto medioambiental de un 25% y aumentó sus objetivos a 40% en el horizonte de 2025“.
Los célebres grandes almacenes Galerías Lafayette lanzaron a fines de agosto Go for Good, un movimiento para una moda más responsable con la diseñadora británica Stella McCartney, una de las primeras en trabajar solo con materiales éticos, sin pieles ni cuero.
Para Chantal Malingrey, responsable de marketing de Premiére vision, “todavía no estamos en la generalización” de la moda sostenible, pero el número de innovaciones de los últimos años vuelve esta tendencia “irreversible”.