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Con la llegada de las bajas temperaturas, muchos dueños de perros se enfrentan a la pregunta sobre si sus mascotas deben dormir dentro o fuera de la casa.
Diversos factores influyen en esta decisión, entre ellos el espacio disponible, la edad del animal y, sobre todo, el vínculo emocional con su familia.
El lugar donde el perro descansa afecta su bienestar físico y emocional, especialmente durante climas extremos. Los expertos afirman que, aunque cada hogar tiene sus propias reglas, hay ciertas pautas que deberían considerarse para asegurar la salud de los animales.
Es fundamental evaluar si la casa cuenta con condiciones adecuadas frente a las bajas temperaturas. Según los especialistas de la ONG Guía Canina, "al igual que nosotros, nuestros perros pueden sentir el frío en las épocas más frescas del año".
"Algunos de los peligros más comunes para los perros durante el invierno incluyen hipotermia, congelación, intoxicación por anticongelante y deshidratación. Pero la buena noticia es que hay medidas sencillas que puedes tomar para mantener a tu compañero de cuatro patas feliz, sano y protegido de las inclemencias del tiempo".
Los signos de congelación en perros que debemos vigilar incluyen: piel pálida, hinchazón en la zona afectada, ampollas, cojera o dolor al poner peso sobre la extremidad afectada.
Esta condición puede ser dolorosa y un perro podría requerir tratamiento médico para aliviar el dolor.
Frente a estas preocupaciones, muchos dueños optan por permitir que sus perros duerman bajo techo. Esto no necesariamente implica que el perro suba a la cama o comparta la habitación, sino habilitar un espacio interior donde pueda descansar sin la exposición directa al frío.
Esta medida previene problemas respiratorios y dolores articulares, además de evitar posibles trastornos emocionales.
La recomendación general es permitir que los perros accedan tanto al interior como al exterior durante el día, para que puedan ejercitarse y tomar el sol, pero asegurarse de que por la noche estén en un lugar resguardado.
Cada perro es único, y su tolerancia al frío dependerá de factores como su edad, tamaño y antecedentes. Por ejemplo, un perro adoptado recientemente o que ha vivido en la calle, podría necesitar un período de adaptación, mientras que las razas con pelaje denso pueden tolerar mejor el frío, aunque siempre existen riesgos si las temperaturas bajan bruscamente.
Además, las necesidades del entorno humano también son relevantes. Las personas con alergias respiratorias o sensibilidades deben tomar precauciones para garantizar que tanto los humanos como las mascotas estén cómodos.
Según Infobae, los especialistas enfatizan que no existe una única respuesta correcta, pero señalan que los extremos siempre son dañinos.
"Obligar a un animal a permanecer todo el tiempo fuera de la casa, sobre todo de noche, lo expone a peligros innecesarios", explican los expertos.
Al mismo tiempo, restringir su contacto con el exterior impide que desarrolle su comportamiento natural. El equilibrio es clave: permitirle dormir bajo un techo protegido de temperaturas extremas es crucial para evitar tanto la hipotermia como los golpes de calor.
Además del resguardo físico, compartir el descanso refuerza la confianza del perro en su entorno. Los expertos coinciden en que "el hecho de dormir dentro de la casa los protege tanto de las temperaturas bajas como también de la soledad, cosa que les proporciona una gran contención emocional".