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Sociedad

Tenía 5 años: el sacrificio humano que estremeció a Chile tras el megaterremoto en Valdivia

Escrito por:   Valentina Pizarro

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En 1960, un megaterremoto de 9,5 grados golpeó Valdivia y el sur de Chile, desencadenando un devastador maremoto. En medio del caos, la comunidad de Collileufú vivió el terror entre olas y temblores. La machi Juana Namuncura propuso el sacrificio de un niño para calmar la furia de la naturaleza. Tras un ritual, el niño José Painecur fue arrojado al mar. La machi fue absuelta, pero marginada de su comunidad, falleciendo en la soledad.

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El 22 de mayo de 1960, a las 15:11 horas, la tierra se estremeció con furia en Valdivia y el sur de Chile con el megaterremoto de 9,5 grados que arrasó más de 1.300 kilómetros de costa y desencadenó un maremoto devastador.

Las réplicas no dieron tregua, por lo que la comunidad de Collileufú, situada en la costa de Puerto Saavedra, vivió el terror entre olas y temblores incesantes.

En medio del caos, los residentes subieron al cerro Mesa, implorando a Treng Treng que calmara la furia de Kai Kai Vilu.

Ahí estaba la machi Juana Namuncura quien, tras recibir un mensaje en sueños, aseguró que "para restablecer el equilibrio de la Tierra" era necesario sacrificar a un niño sin el cuidado de sus padres.

Eligieron a José Painecur, un pequeño de cinco años criado por su abuelo, ya que su madre trabajaba como empleada doméstica en Santiago y su padre lo había abandonado.

El sacrificio de un niño tras el terremoto

El ritual se celebró el 5 de junio. La machi, junto a cinco hombres, llevó al pequeño hasta un risco donde, según testigos, el niño suplicaba por su vida antes de que lo arrojaran al mar.

"Fue elegido como víctima el niño José Painecur Painecur", publicó el Diario Austral. "Varios indígenas llegaron hasta la ruca en que se encontraba el menor y solicitaron su entrega al encargado, quien sin dificultades habría accedido a la petición de la hechicera".

La última réplica del terremoto ocurrió a las 01:55 de esa misma noche. Algunos interpretaron el silencio posterior como señal de que el sacrificio había surtido efecto. El cuerpo del niño jamás fue encontrado.

Con el tiempo surgieron versiones distintas sobre el ritual. La leyenda se entrelazó con los hechos, confundiendo realidad y mito. La comunidad guardó silencio por años.

La investigación del sacrificio

Unos meses después, dos antropólogos de la Universidad de Chile investigaron el caso y alertaron a las autoridades. La justicia detuvo a la machi, al abuelo del niño y a otros tres hombres por homicidio.

El proceso judicial determinó que los involucrados "actuaron sin libre voluntad, impulsados por una fuerza física irresistible, de usanza ancestral". La machi fue absuelta y dos años después, todos los acusados quedaron libres.

“Para un gran mal se emplea un remedio muy grande. Los sacrificios de animales pueden aliviar los terremotos, pero ahora los pecados son demasiado grandes para pagarlos con sacrificios normales", declaró la machi ante el tribunal.

Tras el juicio, la machi fue marginada de su comunidad, donde recibió insultos, amenazas y quemaron su ruca. Murió sola, alcoholizada, tras caer de una camioneta. Nadie la ayudó.